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Coomaraswamy Fogo Sacrificial

quarta-feira 27 de dezembro de 2023, por Cardoso de Castro

  

Ananda Coomaraswamy   — ARTIGOS SELETOS DE METAFÍSICA

ATMAYAJNA: O SACRIFÍCIO DE SI MESMO
FOGO SACRIFICIAL
La relación de los soplos con el Soplo, como la de los Maruts (identificados con los soplos en Satapatha_Brahmana IX.3.1.7, etc.), es la de súbditos (visah, svah) con su rey o duque. Por consiguiente, ellos son su legítimo «alimento», y él vive de ellos. Ellos son, de hecho, sus «divisiones». De la misma manera que él (Bhagavan), al distribuir sus poderes, se divide a sí mismo (atmanam vibhajya, passim) en ellos, así son ellos sus devotos sustentadores (bhaktah), pues es incumbencia suya «sustentar»-le, en todos los sentidos de la palabra, pero especialmente en tanto que es incumbencia suya darle su «porción» (bhagam). Esta relación feudal se afirma repetidamente en las palabras «Nosotros somos tuyos y tú eres nuestro» (Rigveda VIII.92.93, Upanixade   IV.4.37, etc.; cf. Platón, Leyes 904B). Que ellos le «alimentan» se afirma constantemente en la frase, «ellos le traen tributo» (balim haranti o bharanti) [1]. En Upanixade VI.1.3, cuando se ha reconocido la superioridad del Soplo, él, dirigiéndose a los soplos, dice, «En ese caso, rendidme tributo» (me balim kuruta); por consiguiente, cada uno de ellos hace el reconocimiento de que su función particular no es suya propia, sino de él; en el caso del habla (vac), por ejemplo, «Eso en lo que yo soy "valiosísima" (femenino) (yad va aham vasisthasmi), eso "valiosísimo" (masculino) eres tú» (tvam tad vasistho’si) [2]. En otras palabras, ellos le contribuyen ofrendas que son en realidad atríbutos de él (abharana); ellos reconocen que ellos son «solamente los nombres de sus actos» (Upanixade I.4.7, cf. I.5.21, I.6.3; Bhagavad Gita III.15, etc.).

En Taittiriya_Samhita II.4.12.5, 6 y en Satapatha_Brahmana I.6.3.17, Vrtra entra en Indra por acuerdo. El fuego es, ciertamente, el consumidor del alimento tanto en los dioses como en los hombres (Jaiminiya_Upanishad_Brahmana IV.11.5-7). O más bien, esa parte del biseccionado Vrtra, que era de la naturaleza de Soma, deviene la Luna; y esa parte de él que era Asurya (es decir, la parte ofidiana, la cola), devino el vientre, «para encenderle (indhiya)» y «para su goce (bhogaya)»; y es, en los hombres, el apetito tiránico al cual estas criaturas (imah prajah, es decir, Prana, los poderes sensoriales de los cuales el individuo es una hueste) rinden tributo (balim haranti) siempre que están hambrientos. Así, los hombres dicen que « Vrtra está dentro de nosotros»; y el Comprehensor de esta doctrina, de que Vrtra es el consumidor, mata al enemigo del hombre, la privación o el hambre. Haciendo referencia a esto, hay que recordar, por una parte, que los intestinos son de un aspecto serpentino y, por así decir, sin cabeza; y, por otra, que para Platón, y tradicionalmente, los intestinos son la sede de las emociones y apetitos [3]. Por supuesto, debemos guardarnos de entender «alimento» en un sentido restringido; en todos nuestros textos, «alimento» es todo lo que puede desearse, todo lo que nutre nuestra existencia, todo lo que alimenta los fuegos de la vida; hay alimentos para el ojo y alimentos para la mente, y así sucesivamente. El fuego de Vrtra es la fuente de nuestra voluptas cuando nosotros no buscamos en las obras de arte nada sino una experiencia «estética», y de nuestra turpis curíositas cuando nosotros «estamos sedientos de conocimiento» por el conocimiento mismo. De los «dos pájaros», uno come, el otro presencia pero no come (Rigveda 1.164.20, Upanixade III.1.1, etc.).

De aquí que, en los significativos versos de Maitri_Upanishad VI.34, «Como el fuego privado de combustible (nirindhah) [4] se extingue en su propio fogar (svayonav upasamyate), así, cuando sus emociones [5] han sido matadas (vrtti-ksayat) la voluntad se extingue en su propia sede (cittam svayomv upasamyate). Es por el amor de la Verdad (satyakamatas) como la mente (manas) se extingue en su propia sede; son falsas las acciones y las necesidades que obsesionan (karmavasanugah) al obnubilado por los objetos de los poderes sensoriales (mdriyártha-vimudhasya). La Transmigração (Samsara) no es nada sino nuestra volición (cittam eva); púrgala (sodhayet) cuidadosamente, pues "Como es la propia volición de uno, así uno viene a ser" (yac cittas tanmayo bhavati) [6]. Se dice que la mente es doble, limpia y sucia (suddham casuddham eva); sucia por conexión con la deseación (kama), limpia cuando está separada de la deseación. "La mente, en verdad, es para los seres humanos (manusyanam) el medio igualmente de la esclavitud y de la liberación; de la esclavitud, cuando está apegada a los objetos (visaya), y de la liberación (moksha) cuando está desapegada de ellos"». Y «De aquí que, para aquellos que no hacen el Agnihotra (que no hacen la Ofrenda a quemar), que no edifican el Fuego, que no conocen y no contemplan, la recordación de la morada empírea de Brahma está obstruida. Así el Fuego ha de ser servido con ofrendas, ha de ser edificado, alabado y contemplado» [7].



[1Rigveda X.7.39, yasmai devah sada balim haranti; X.8.15, mahadyaksam (Brahma) ,..tasmai balim rastrabhrto bharanti; XI.4.19, praja ima balim haran; Kaushitaki_Upanishad II. 1, ayacamanaya (sin su petición) balim haranti; Jaiminiya_Upanishad_Brahmana IV.23.7, balim hareyuh; Maitri_Upanishad VI.18, pratyahara (= devahara, amrta posteriormente), como en Bhagavad Gita II.58, yada samharati indriyanindriyarthebhyah.
De la misma manera, ritualmente, se hacen las ofrendas bali en los templetes de los Yaksas, y, políticamente, los súbditos ofrecen el tributo.
Si el rey «saquea» el ganado (¡pecunia!) de sus súbditos ello es debido a que lo que parece ser de ellos es realmente de él; de la misma manera que Dios nos despoja a nosotros de todas esas grandes presiones que son préstamos de Él (Pancavimsa Brahmana XXI.1.1). Por lo tanto «Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios». Incumbe tanto al César como a Dios re-distribuir el «alimento». Las relaciones recíprocas entre los poderes de alma y el Espíritu en el microcosmos individual y la circulación de la moneda (¡pecunia!) en el microcosmos político corresponden a las de la «corriente de prosperidad» (vasor dhara) en el macrocosmos. No es por pedir tributo y servicio, sino por no gastar sus ingresos para el bien de su pueblo, por lo que un rey deviene malvado, un Vrtra en vez de un Indra.

[2Vasistha, el Brahman primordial de Rigveda VII.33.11, es regularmente Agni; que «mora en los seres como el habla (vac) en el orador» (Rigveda II.1.4) y que es in divinis lo que el habla es en nosotros, de la misma manera que el Sol es in divinis lo que el poder de la visión es en nosotros (passim). De aquí que ella es Vasistha para él en tanto que Vasistha. Estas correspondencias tradicionales subyacen en la relación entre las «lenguas de fuego» y el «hablar en muchas lenguas», en Hechos de los Apóstoles 2:3; ver Coomaraswamy, «Lila».

[3De aquí la necesidad de una purgación o purificación, katharsis, suddha karana, de la mente (manas, kratu, nous) a fin de eliminar estos productos de desecho.

[4Haber extinguido el fuego de la vida retirando su combustible deviene una metáfora budista común. En este sentido amplio, el ayuno y la continencia significan mucho más que meras abstenciones de alimentos concretos o de actos sexuales.

[5Para citta-vrtti creo que «emociones» es una traducción más exacta que las «fluctuaciones» de Woods. Ha de observarse que vrtti asimila el asuddham kamasamparkam manas (Maitri_Upanishad VI.34) al Vrtra de Satapatha_Brahmana I.6.3.9, llamado así debido a que estaba «en movimiento» (avartayat).

[6Cf. Aranyaka II.1.3, karma krtam ayam puruso brahmano, lokah, «esta Persona es lo que hace, él es el mundo de Brahma»; Upanixade IV.4.5, yathakari yatha cari tatha bhavati... sa yathakamo bhavati... tad abhisampadyate, «Como él (esta Persona) actúa, como él se conduce a sí mismo, así deviene; lo que él quiere... eso alcanza»; Platón, Leyes 904C, «Así como son las inclinaciones de nuestros deseos y la naturaleza de nuestras almas, justamente así deviene cada uno de nosotros»; y si-milarmente para Hermes, cuyos daimones, «daimones», son las tendencias o poderes innatos y la naturaleza o el «fatum» del alma, «pues el ser de un daimon consiste en su hacer» (daiomonos gar ousia energeia, Lib. XVI.14); un hombre no puede ser y sin embargo no hacer nada; Dios mismo es lo que él hace (Lib. XI.2.12b, 13a). Al mismo tiempo, el acto de ser es un acto de auto-conocimiento (Upanixade I.4.10); y así «conocer y ser son lo mismo» (to gar auto noein estin te kai einai), Hermann Diels, (Fragmente der Vorsokratiker, Berlín, 1903, 18B5).

[7Cf. Upanixade I.2.3. La supuesta oposición de las Upanishads a la observancia de los ritos es en gran medida una ficción de la imaginación; y similarmente en el budismo, donde el Buddha dice que mientras los vajjianos observen sus antiguas costumbres, «y honren (sakkaronti, lit. «verifiquen»), estimen (garukaronti, lit. «traten como importantes»), respeten (manenti) y sirvan (pujenti) a los santuarios de los Yakkhas vajjianos dentro o fuera de la ciudad, y no retiren el tributo (balim no parihapenti) dado anteriormente y entregado debidamente,. mientras hagan así pueden esperar no declinar, sino prosperar» (Digha_Nikaya II.75).
Solo para aquellos que ya están liberados y en un «estado de gracia» las observancias son innecesarias, aunque todavía pueden seguir siendo convenientes. Lo que es necesario siempre para la liberación es comprender y ser plenamente consciente de lo que uno está haciendo.
«Todos los ritos son ritos de paso. El rito abre las puertas a través de las cuales nadie puede pasar sino los muertos... En cada una de las crisis que introducen las fases sucesivas de las grandes vidas, el flujo vital sube y baja, primero hacia su reflujo en el estado místico (sic) de la muerte ritual, después, en el momento de la aniquilación, repentinamente hacia una anegación, que refluye milagrosamente en un nivel de vida más elevado» (Andrew Rugg Gunn, Osiris y Odin, London 1940, pp. 152, 153). Pues, como ha dicho el Eckhart, «El que quiere ser lo que debe ser debe dejar de ser lo que él es».
«Es un hombre verdaderamente pobre (Sannyasi), es un hombre verdaderamente uncido (yogi) el que hace lo que debe hacerse (karyam karma karoti), sin tener en cuenta las consecuencias; no es tal quien no enciende ningún fuego sagrado ni cumple ningún rito» (Bhagavad Gita VI.1).