Ananda Coomaraswamy — O QUE É CIVILIZAÇÃO?
O QUE É CIVILIZAÇÃO?
INDUSTRIALISMO
El dr. Schweitzer mismo escribe que «es muy difícil llevar a su plenitud una colonización que signifique al mismo tiempo una verdadera civilización… La edad de la máquina ha traído a la humanidad unas condiciones de existencia que hacen difícil la posesión de una civilización… [[«La máquina… es el logro de que es capaz el hombre si confia enteramente en sí mismo — Dios ya no es necesario… Eventualmente… la máquina le transforma en una máquina a él» (Ernst Niekisch, citado por Erich Meissner en Germany in Peril, 1942).]] La agricultura y la artesanía son el fundamento de la civilización… Siempre que el comercio de la madera es bueno, una hambruna permanente reina en la región de Ogowe… [[«Cuando las naciones envejecen, las artes envejecen, y el comercio cuenta con cada árbol» (William Blake).]] Ellos viven de arroz importado y de alimentos en conserva importados que compran con los ingresos de su trabajo… haciendo imposible con ello la industria hogareña… Como están las cosas, el comercio mundial que les ha alcanzado es un hecho contra el que nosotros y ellos somos impotentes» [[[?Albert_Schweitzer ], Zwischen Wasser und Urwald, citado en su My Life and Thought.]].
Yo no estoy de acuerdo con este cuadro de un deus, o más bien de un diabolus, ex machina, emparejado así con una confesión de impotencia [[«Yo no tengo más fe que un grano de mostaza en la historia de la “civilización” futura, que ahora seque está condenada a la destrucción: ¡qué alegría da pensar en ello!» (William Morris). «Pues por hombres civilizados nosotros entendemos ahora hombres industrializados, sociedades mecanizadas. Nosotros llamamos a todos los hombres civilizados, con tal de que empleen las mismas técnicas mecánicas para dominar el mundo físico. Y los llamamos así porque estamos seguros de que sólo el mundo físico es la única realidad, y de que como se somete a la manipulación mecánica, no cabe otra manera de comportamiento. Cualquier otra conducta sólo puede brotar de la ilusión, y es el comportamiento de un salvaje simple e ignorante. Haber llegado a este cuadro de la realidad es ser verdade-ramente avanzado, progresista, civilizado» (Gerald Heard, Man the Master, p. 25). Y esto es también haber llegado a lo que se ha llamado propiamente un «mundo de realidad empobrecida» (Iredell Jenkins), y un mundo que sólo puede empobrecer a aquellos a quienes se lo comunicamos.]]. Ciertamente, si nuestro industrialismo y nuestra práctica del comercio son la marca de nuestra civilización, ¿cómo, entonces, osamos proponernos ayudar a otros a «alcanzar una condición de bienestar»? El «peso» (de nuestra «incivilización») lo hemos hecho nosotros y pesa sobre nuestros propios hombros primero. ¿Acaso vamos a decir que debido a la «determinación económica» somos impotentes para sacudírnoslo de encima y ponernos derechos? Eso sería aceptar la condición de «epígonos» de una vez por todas, y admitir que nuestra influencia sólo puede rebajar a los demás a nuestro nivel [[Cf. A. J. Krzesinski, Is Modern Culture Doomed? 1942, esp. la Introducción de Mons. G. B. O’Toole, y Znaniecki como se cita en la pág. 54, nota; y Eric Gill, It All Goes Together.]].
Como hemos visto, en una verdadera civilización, laborare est orare. Pero el industrialismo — «el mammon de la injusticia» (griego adikia) — y la civilización son incompatibles. A menudo se ha dicho que uno puede ser un buen cristiano incluso en una factoría; no es menos cierto que uno podría ser un cristiano aún mejor en la arena del circo. Pero ninguno de estos hechos significa que las factorías o las arenas sean instituciones cristianas o deseables. A nosotros no nos incumbe considerar si puede ganarse o no alguna vez una batalla de la religión contra el industrialismo y el comercio mundial; nuestra incumbencia es la tarea, no su recompensa; nuestra incumbencia es cerciorarnos de que en cualquier conflicto nosotros estamos del lado de la Justicia [[Quienquiera que posee una simple participación en cualquier empresa manufacturera para el provecho, en esa misma medida está tomando partido y en esa misma medida es responsable del comercio mundial y de todas sus consecuencias.]]. Incluso como están las cosas, el dr. Schweitzer encuentra su mejor excusa para el gobierno colonial en el hecho de que en alguna medida (por pequeña que sea) tales gobiernos protegen a sus pueblos colonizados «del mercader». ¿Por qué no nos protegen a nosotros mismos (los «conejillos de indias» de un libro bien conocido) del mercader? ¿No sería mejor que, en lugar de pensar en las consecuencias inevitables del «comercio mundial», consideráramos su causa, y emprendiéramos la re-forma (wideraufbauen es una palabra de Schweitzer) de nuestra propia «civilización»? ¿O acaso los incivilizados van a pretender siempre sus «misiones civilizadoras?
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