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Ficino / Ficin / Ficinus

  

MARSILIUS FICINUS, MARSILIO FICINO (1433-1499)

LÉXICO DE FILOSOFIA

OBRA NA INTERNET: LIBRARY GENESIS

Notável tradutor e comentarista da obra de Platão   na Renascença italiana, foi também responsável pela primeira tradução do Corpus Hermeticum   e das Enéadas   para o latim, propiciando sua difusão maior no Ocidente e assim iluminando os passos futuros do pensamento ocidental.

Ullmann

Após um lapso de tempo de treze séculos, Marsílio Ficino (1433-1499), a par de diálogos de Platão, traduziu para o latim as Enéadas e as comentou. Essa obra foi publicada em 1492. Os helenistas acolheram, agradecidos, a tradução de Ficino. Muito proveito tiraram dela também os Platonistas de Cambridge  .

Um aspecto que importa ressaltar em Ficino é a relação entre eros, beleza e arte, elaborada com inspiração em Plotino. O mundo, como imagem do Uno (Deus), é fulgor Dei, isto é, imagem luminosa da Beleza absoluta, que se difunde criativamente.

A beleza do mundo desperta, no homem, o eros (amor), como força que compreende o fundamento ontológico do mundo e conduz à Beleza absoluta. A visão da Beleza divina em si mesma constitui o fim último desse movimento de amor.

Tal como o amor, a arte tem função anagógica, ou seja, de ascensão ao Uno divino, porque a arte constitui a representação simbólica e sensivelmente perceptível da Beleza inteligível. A arte é um vestígio do artífice divino, uma imitação [1], porque nela se escutam "as vozes do alto", como diz Ficino. Assim, ele concorda com Plotino, para quem as artes "não simplesmente imitam as coisas que se veem, mas elevam às formas ideais, donde deriva a natureza" (En. V, 8, 1, 33-37). Nessa concepção plotiniano-ficiniana inspirou-se o sentido da arte dos grandes mestres da Renascença. [Ullmann  ]

Villa Ardura

Dentro de la amplia gama que ofrece el panorama cultural del Quattrocento, domi­nado por las preocupaciones éticas del hombre, del epicureismo al estoicismo, de la escolástica-tomista, verdadero enemigo del humanismo, al nuevo Aristóteles   de las Éti­cas y los libros Económicos, la labor de Ficino adquiere una importancia capital al reavivar cuantitativa y cualitativamente la tradición platónica en la historia del pensamiento occidental. Por una parte, traduce las obras completas de Platón, hasta entonces parcialmente conocido, con tal fortuna que es esta versión del pensamiento platónico, puntualmente comentado por Ficino, la que se leerá hasta el siglo XVIII. Además, este mismo trabajo lo realiza con Plotino, y otros muchos autores de la amplia tradición platónica contemplada por Marsilio. Por otra, Ficino, a pesar de ser un ver­dadero humanista en muchos de sus rasgos —como la diversidad de sus intereses y ocupaciones, pues de él se puede decir que fue médico, astrólogo, religioso, conspira­dor, filósofo y músico, o el eclecticismo característico aún del humanismo diseminado además en los típicos géneros literarios renacentistas, como el pequeño tratado o el epistolario—, es sin embargo el único pensador de su tiempo que compone un sistema filo­sófico completo y original.

Basado en el intento de la síntesis de platonismo y cristianismo, el pensamiento fici­niano, que se desarrollará en los treinta años de su dirección de la Academia, será, como veremos, la formulación de una cosmovisión nueva que marcará profundamente las lí­neas generales del siglo XVI. He aquí la auténtica capacidad de un filósofo que puede captar las preocupaciones de una sociedad y señalar el comportamiento futuro de su sensibilidad.

En la Academia de Careggi se crea una forma de pensar y de sentir, de vivir, en suma. La selecta clientela de la Academia, en­carnando los principios del programa ficiniano, formó un foco de difusión e implanta­ción de una ideología que, sumada a las demagógicas acciones políticas de Lorenzo, va proyectándose en la ciudad florentina y, luego, en otros Estados italianos, pues en este tiempo son varias las repúblicas que mantienen el equilibrio social a instancias de un ambiente cortesano.

En el conjunto heterogéneo de la obra ficiniana hay que distinguir, de un lado, traducciones y, de otro, tratados; de un lado, trabajos más oficialistas, de acuerdo con la política cultural medicea o con su carrera de clérigo y, de otro, construcciones más personales. Con todo, no es un error afirmar la coherencia de su recorrido intelectual, que es orientado por una fortísima erudición. Recoge, casi con espíritu medieval, la autoridad indiscutida de una larga lista de pensadores que a su vez se encuentran enmarcados en la idea de tradición platónica, o en el concepto más extenso de pia philosophia: desde Orfeo y Hermes Trimegisto —al cual, como a otros autores, datará sin escrúpulos filológicos en fechas muy anteriores a las reales— a un Platón superior pero reconcilia­ble con Aristóteles, y una extraña cadena formada por su síntesis personal del pensamiento alejandrino e imperial de los siglos III y IV, añadiendo, por fin, el cristianismo de S. Agustín a Sto. Tomás. Con todo este material, Marsilio Ficino forma una nueva psicología, un nuevo ideal de vida, una nueva opción religiosa, una cosmología..., y todo ello traspasado por la dimensión estética. Excertos do estudo preliminar de Rocío de la Villa Ardura de sua tradução do DE AMORE  


[1"Anche l’interpretazione di Ficino dell’essenza e della funzione dell’arte e della creazione artística dev’essere compresa a partire dalla continuità di questo conceito di una mímêsis della natura fondata in senso metafísico e rivolta alle idee: ’imitatio’ come espressione simbólica ed insieme precisazione dell’elemento naturale, como spiritualizzazione del sensibile o come lasciar-apparire in ogni figura artística l’intelligibile, le Idee, in forme sensibili di grande effetto" (BEIERWALTES, Werner. Plotino. Un cammino di liberazione verso l’interiorità, lo spirito e l’uno (Temi metafisici e probl. del pens. ant.), 2. ed. (Milano, 1993), p. 89).