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Vayou / Vayu / vâyu / vento / viento

  

René Guénon

Desde el punto de vista del simbolismo cósmico, encarado más particularmente en su aspecto espacial, la forma cuaternaria, es decir, la del cuadrado cuando se trata de polígonos, está, naturalmente, en relación con los cuatro puntos cardinales y sus correspondencias tradicionales diversas. Para obtener la forma octogonal, hay que considerar además, entre los cuatro puntos cardinales, los cuatro puntos intermedios [Cuando los puntos cardinales se ponen en correspondencia con los elementos corpóreos, los puntos intermedios corresponden a las cualidades sensibles: cálido y frío, seco y húmedo.], que forman con aquéllos un conjunto de ocho direcciones, aquellas que diversas tradiciones designan como "los ocho vientos" [En Atenas, la "Tórre de los Vientos" era octogonal. Notemos, de paso, el carácter singular de la expresión "rosa de los vientos" que se emplea corrientemente sin prestarle atención: en el simbolismo rosacruz, Rosa Mundi y Rota Mundi eran expresiones equivalentes, y la Rosa Mundi se figuraba precisamente con ocho rayos, correspondientes a los elementos y a las cualidades sensibles.]. Esta consideración de los "vientos" presenta aquí algo particularmente notable: en el ternario védico de las "deidades" que presiden respectivamente los tres mundos, Agni, Vayu y Aditya, es Vayu (’Viento’), en efecto, quien corresponde al mundo intermedio. A este respecto, en lo que concierne a las dos partes, inferior y superior, del edificio, que representan el mundo terrestre y el celeste, según habíamos explicado, cabe señalar que el hogar o el altar, situado normalmente en el centro de la base, corresponde evidentemente a Agni (’Fuego’), y que el "ojo" que se encuentra en la sumidad del domo figura la "puerta solar" y corresponde así, no menos rigurosamente, a Aditya (’Sol’). Agreguemos además que Vayu, en cuanto se identifica con el "hálito vital", está manifiestamente en relación inmediata con el dominio psíquico o manifestación sutil, lo que justifica de modo aún más cabal esa correspondencia, ya se la encare en el orden "macrocósmico", ya en el "microcósmico". [O OCTÓGONO]


Las cinco funciones o acciones vitales se denominan vâyus, aunque, hablando propiamente, no sean el aire o el viento ( en efecto, ese es el sentido general de la palabra vâyu o vâta, derivado de la raíz verbal vâ, ir, moverse, y que designa habitualmente el elemento aire, cuya movilidad es una de sus propiedades características ) [Uno podrá remitirse aquí a lo que hemos dicho, en una nota precedente, a propósito de las diferentes aplicaciones del término hebreo Ruahh, que corresponde bastante exactamente al sánscrito vâyu.], tanto más cuanto que se refieren al estado sutil y no al estado corporal; sino que son, como acabamos de decirlo, modalidades del "soplo vital" ( prana, o más generalmente ana ) [La raíz an se encuentra, con la misma significación en el griego anemos, "soplo" o "viento", y en el latín anima "alma", cuyo sentido propio y primitivo es exactamente el de "soplo vital".], considerado principalmente en sus relaciones con la respiración. Son: 1a, la aspiración, es decir, la respiración considerada como ascendente en su fase inicial ( prana, en el sentido más estricto de esta palabra ), y atrayendo los elementos todavía no individualizados del ambiente cósmico, para hacerlos participar en la consciencia individual, por asimilación; 2a, la inspiración, considerada como descendente en una fase siguiente ( apâna ) por la que esos elementos penetran en la individualidad; 3a, una fase intermediaria entre las dos precedentes ( vyâna ), que consiste, por una parte, en el conjunto de las acciones y reacciones recíprocas que se producen al contacto entre el individuo y los elementos ambientales, y, por otra, en los diversos movimientos vitales que resultan de ello, y cuya correspondencia en el organismo corporal es la circulación sanguínea; 4a, la expiración ( udâna ), que proyecta el soplo, transformándole, más allá de los límites de la individualidad restringida ( es decir, reducida únicamente a las modalidades que se desarrollan comúnmente en todos los hombres ), al dominio de las posibilidades de la individualidad extensa, considerada en su integralidad [Hay que destacar que la palabra "expirar" significa a la vez "arrojar el soplo" ( en la respiración ) y "morir" ( en cuanto a la parte corporal de la individualidad humana ); estos dos sentidos están uno y otro en relación con el udâna del que se trata aquí.]; 5a, la digestión, o la asimilación substancial íntima ( samâna ), por la que los elementos absorbidos devienen parte integrante de la individualidad [Brahma-Sûtras  , 2 Adhyâya, 4 Pâda, sûtras 8 a 13. - Cf. Chhândogya Upanishad  , 5 Prapâthka, 19 a 23 Khandas: Maitri Upanishad  , 2 Prapâthka, shruti 6.]. Se especifica claramente que en eso no se trata de una simple operación de uno o de varios órganos corporales; es fácil darse cuenta, en efecto, de que todo eso no debe comprenderse solo de las funciones fisiológicas analógicamente correspondientes, sino más bien de la asimilación vital en su sentido más extenso. [ENVOLTURAS DA ALMA]