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hypakoe / ὑπακοή / obedientia / obediência

  

gr. ὑπακοή, hupakoe, hypakoe

OB AUDIRE = O QUE ESCUTA. A obediência é pôr-se à escuta e a desobediência é não pôr-se à escuta, não dar ouvidos, não atender ao chamado.

Franz von Baader

A doutrina de Jacob Boehme  , porque inteiramente cristã, é radicalmente oposta a todas as doutrinas modernas da autonomia, quer dizer às doutrinas da legislação por si e do fundamento de si mesmo; este sapateiro afirma ao contrário que a primeira função do homem é de não se colocar mas de se extinguir em Deus e em e por esta afirmação de Deus somente, de atender, de ser afirmado, de ser expresso ou fundado por Deus ele mesmo e nEle. Se, portanto, estas doutrinas modernas são mais ou menos as escravas do espírito pagão da presunção, do orgulho e da insubordinação, ou igualmente da baixeza, a filosofia de Jacob Boehme não conhece, ela, outro espírito que aquele da humildade, da abnegação e da obediência no sentido do alto, e que se revela ao mesmo tempo por aí, no sentido do baixo, como o espírito de nobreza, de grandeza e de autoridade. [BaaderFG  ]

Frithjof Schuon

Estas consideraciones nos conducen al problema crucial de la obediencia, tan esencial en las civilizaciones normales y tan poco comprendida por los modernos, que sin embargo la admiten sin trabajo cuando se trata de la disciplina colectiva, aunque fuese con detrimento, en ocasiones, de los derechos espirituales más elementales. La obediencia es por sí misma un medio de perfección interior, a condición de que esté enmarcada enteramente por la religión, como sucede en todos los mundos tradicionales: en este marco, el hombre siempre debe obedecer de todos modos a alguien o a algo, aun cuando fuese únicamente a la Ley sagrada y a la conciencia si se trata de un príncipe o un pontífice; nada ni nadie es independiente de Dios. La subordinación de las mujeres, de los niños, de los inferiores y los servidores se inserta con toda normalidad dentro del sistema de obediencias múltiples con el que está formada la sociedad religiosa; la dependencia del prójimo puede ser un destino penoso, pero siempre tiene un sentido religioso, como también la pobreza que implica por su naturaleza un significado semejante. Desde el punto de vista de la religión, los ricos y los independientes nunca son por definición los felices; no es que la seguridad y la libertad no sean, en una sociedad de este tipo, elementos de felicidad, sino que no lo son, siempre desde el punto de vista de la religión, más que en conexión con la piedad y en función de ésta, lo que nos vuelve a llevar al adagio de que la «nobleza obliga»; cuando la piedad existe al margen del bienestar material y por el contrario la impiedad se alía con este bienestar, la felicidad verdadera será atribuida a la pobreza piadosa, no a la riqueza impía; es una pura calumnia pretender que la religión como tal o por sus instituciones ha estado siempre al lado de los ricos. Por una parte, la religión está para transformar a los hombres que quieren dejarse transformar, pero, por otra, debe tomar a los hombres tal como son, con todos sus derechos naturales y sus defectos colectivamente indesarraigables, bajo pena de no poder subsistir en un medio humano.