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syke / συκῆ / figueira / sykon / σῦκον / figo

  

Chevalier e Gheerbrant

A figueira simboliza a ciência religiosa, tendo desde o Egito antigo um sentido iniciático. Encontra-se no AT e no NT. No esoterismo sufi a figueira se associa à oliveira para significar as dualidades de diversas naturezas. Na Ásia oriental, o papel da figueira é de extrema importância, assim se entende a figueira perpétua dos Upanixades   e do Bhagavad Gita, é a “árvore do mundo” que une a terra ao céu. Buda obteve sua iluminação sob uma espécie de figueira, árvore da Bodhi, que se identifica ao eixo do mundo. A figueira foi também a árvore sob a qual Buda se assentava para ensinar seus discípulos. Neste sentido simboliza a imortalidade e assim é reconhecida na tradição chinesa, pois a imortalidade não se compreende como vida longa, mas só pode se conceber pelo espírito e o conhecimento. A folha da figueira, como a folha da videira, é um cache-sexe na arte hindu e greco-latina.


Foi com folhas da figueira que Adão e Eva fabricaram suas primeiras "vestes" para esconder sua vergonha e sua fragilidade. Posteriormente substituídas por túnicas de pele.
  • Então os olhos de ambos foram abertos, e conheceram que (estavam) nus; e coseram folhas de figueira, e fizeram aventais para si. (Gen 3:7)

A figueira com grandes folhas dá sombra e lugar de repouso. Habitar sob uma figueira é sinal de paz.

  • E eis que eu intento edificar uma casa ao nome do SENHOR meu Deus, como falou o SENHOR a Davi, meu pai, dizendo: Teu filho, que porei em teu lugar sobre o teu trono, ele edificará uma casa ao Meu nome. (1Reis 5:5)
  • E Ele julgará entre muitos povos, e castigará nações poderosas e longínquas, e estas malharão (no fogo) as suas espadas (transformando-as) em pás, e as suas lanças em foices; uma nação não levantará a espada contra outra nação, nem (as nações) aprenderão mais a guerra. Mas assentar-se-á cada homem debaixo da sua videira e da sua figueira, e não haverá quem (os) faça tremer, porque a boca do SENHOR dos Exércitos disse isto. (Miq 4:3-4)
  • «Comer o fruto de sua vinha ou de sua figueira» é uma fórmula similar (2Reis 18,31).

A figueira anuncia a vinda do verão:

  • Porque eis que passou o inverno; a chuva cessou, (e) se foi; Aparecem as flores sobre a terra, o tempo do salmodiar (dos pássaros) chega, e a voz da rola ouve-se em nossa terra. A figueira já amadureceu os seus figos verdes, e as vides com seus botões de uva exalam o seu (agradável) aroma; levanta-te, amiga- amada Minha, formosa Minha, e vem. (Cântico 2:11-13)

Jesus anuncia da mesma maneira a vinda do Filho do Homem:

  • E aprendei a parábola proveniente-de-junto-da figueira: Quando já os ramos dela se tornarem tenros e ela brote as folhas, vós sabeis que o verão (está) próximo. Assim também vós, quando virdes todas estas coisas, sabei que Ele (Jesus) está próximo, às portas. (Mt   24:32-33)

«Devastar a vinha e a figueira» é pilhar a terra concedida por Deus a seu povo (Os 2,14). É a obra do invasor.

  • Porque subiu contra a minha terra uma nação poderosa e sem número; os seus dentes (são) dentes de leão, e têm queixadas de um grande leão. Fez da Minha vide uma assolação, e tirou a casca da Minha figueira; despiu-a toda, e a lançou por terra; os seus ramos se embranqueceram. (Joel 1:6-7)

Marco contará o gesto de Jesus que desseca uma figueira (Figueira Infrutífera).

Um texto do Apocalipse retoma uma imagem de Isaías:

  • E as estrelas do céu caíram para dentro da terra, como quando uma figueira lança (de si) os seus figos tardios, (estando) sendo balançada por um vento forte. (Apocalipse 6:13) [Excertos do Dicionário de Símbolos de Jean Chevalier e Alain Gheerbrant]

Robert Graves

Cuando la leyenda bíblica de Adán y Eva llegó al noroeste de Europa, el fruto del Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal fue interpretado como una manzana, y no como un higo, a pesar de que en el texto se habla de la hoja de higuera. Adán había comido del árbol prohibido de la inteligencia que le dio Eva, «la Madre de Todos los Seres Vivientes», y por eso los bardos tradujeron «fruto» como «manzana». [Excertos de Robert Graves  , “A Deusa Branca”]

Orígenes

En la serie de comentarios a Mateo se detiene una vez el Alejandrino a declarar la semejanza de la higuera (Mt 24,32ss). Ofrece dos símbolos de la higuera. Primeramente uno cósmico, universal.

La higuera representa el mundo. El ramaje tierno, la Iglesia, con solas hojas mientras no llegue el verano, con frutos al tiempo de la consumación.

«Puede también entenderse». Orígenes   ofrece en apariencia este nuevo simbolismo, como secundario, fundándose en la misma higuera. En realidad no es así. Para el primero se basa en la de Mt 24,32. Para el último, en la de Mc   11,14 (Mt 21,19).

La higuera, esta vez, significa el pueblo de la circuncisión. Mucho aparato de hojas, sin fruto. Sola apariencia, sin verdadera vida. En llegando el Salvador, único principio de vida, no le reconoció por fruto suyo y arideció. La presencia misma de Cristo bastó para descubrir la esterilidad del árbol.

El artificio de Orígenes salta a la vista. Para el simbolismo benévolo, que promete buenos frutos en el verano próximo con la venida de Cristo, se vale de la brevísima parábola de Mt 24,32 («A ficu autem discite parabolam. Quando enim iam ramus eius factus fuerit tener, et folia producit, scitote quia prope est aestas»).

Para el segundo, de maldición, de la escena de Mc 11,12-14 (Mt 21,18s).

Podrá ser curioso el contraste de ambas higueras (resp. símbolos). Todavía lo es más la relación íntima entre la higuera de Mt 24,32 con su simbolismo benévolo y la de Lc   13,6-9: significan lo mismo. De la contraposición entre Mt 24,32 y Mt 21,18s (= Mc 11,12-14) pasa, sin previo aviso, a la oposición entre Mt 21,18s y Lc 13,6-9, dando por supuesta la identidad de la higuera de Mt 24,32 y Lc 13,6-9.

Remitiendo al simbolismo primero (de Mt 24,32) para explicar la parábola de la higuera infructuosa (de Lc 13,6ss), adopta Orígenes implícitamente el mismo alcance universal y optimista. La higuera (= el mundo), hasta ahora infructuosa, anuncia a partir de la venida (primera) de Cristo, con el ramaje tierno (= la Iglesia), frutos abundantes para el verano (= advenimiento glorioso, segunda venida).

El Alejandrino ha dejado caer elementos para la exégesis de Lc 13,6-9 [Figueira Infrutífera]. El viñador lucano no se había ocupado en cuidar a la higuera («nullam habuerat adhibitam sibi diligentiam a suo fossore»), de donde su esterilidad. El mundo, la Iglesia — cada uno de los que se salvan — , ocultaba durante el invierno el dinamismo (interior), vital. Era menester la inspiración de Cristo — aquí entraría quizás el simbolismo del estiércol (= humanidad de Cristo) — como Hijo de Dios hecho hombre, para ablandarse, sacar ramos tiernos y fructificar de lleno el verano, en la segunda venida del Señor.

Orígenes cambia aspectos de una exégesis a otra (de Lc 13,6-9 [Figueira Infrutífera]), pero mantiene su coherencia. Jamás la higuera infructuosa de la parábola lucana simboliza a Israel (resp. la sinagoga), como le simboliza, en cambio, la higuera maldita (de Mt 21,18s; Mc 11,12-14). Representa, en cambio, al mundo, o bien a la Iglesia del mundo llamada a la salud. El tránsito del árbol (= mundo) a la rama (= Iglesia) no le preocupa. La Iglesia de los escogidos constituye la rama (mejor) del árbol. Así como la gnosis (resp. la salud), el fruto (perfecto) de la higuera. [Excertos de Antonio Orbe  , Parábolas Evangélicas em São Irineu  ]

Agostinho de Hipona

Ciertamente que ni los puercos ni la higuera habían cometido pecado alguno, ni somos tan necios que creamos que el árbol elige voluntariamente la fecundidad o la esterilidad. Ni hay necesidad de naceros ver que nuestro Señor quiso por estos hechos significar otra cosa, porque no hay nadie que no lo sepa. [Excertos de "Obras Apologéticas]

René Guénon

Por lo demás, la naturaleza dual del "Árbol de la Ciencia" no se le aparece a Adam más que en el momento mismo de la "caída", puesto que es entonces cuando deviene "conocedor del bien y del mal" ( NA: Génesis, III, 22. — Cuando sus "ojos se abrieron", Adam y Eva se cubrieron de hojas de higuera ( ibid., III, 7 ); esto hay que relacionarlo con el hecho de que, en la tradición hindú, el "Árbol del Mundo" es representado por la higuera, y también con el papel que desempeña este mismo árbol en el Evangelio. ). Es entonces también cuando se aleja del centro que es el lugar de la unidad primera, a la cual corresponde el "Árbol de la Vida"; y es precisamente "para guardar el camino del Árbol de la Vida" que los Kerubim ( los "tetramorfos" que sintetizan en ellos el cuaternario de las potencias elementales ), armados de la espada flamígera, son colocados a la entrada del Eden ( Génesis, III, 24. ). Este centro ha devenido inaccesible para el hombre "caído", que ha perdido el "sentido de la eternidad", que es también el "sentido de la unidad" ( ver El Rey del Mundo, cap. V. ); volver al centro, por la restauración del "estado primordial", y alcanzar el "Árbol de la Vida", es redescubrir ese "sentido de la eternidad". IX [Simbolismo da Cruz  ]

Fulcanelli

En cuanto a la higuera que ocupa el centro de la composición, indica la sustancia mineral de la que los filósofos extraen los elementos del renacimiento milagroso del Fénix, y el trabajo completo de tal renacimiento constituye lo que se ha convenido en llamar la Gran Obra.

Según los Evangelios apócrifos, fue una higuera o sicomoro (higuera de Faraón) el árbol que tuvo el honor de resguardar a la Sagrada Familia cuando la huida a Egipto, de nutrirla con sus frutos y de apagar su sed gracias al agua límpida y fresca que Jesús niño hizo brotar de entre las raíces. Pues bien, higuera, en griego, se dice suke, de sukon, higo, palabra empleada con frecuencia por kusthos, de cuo, llevar en su seno, contener: es la Virgen madre que lleva al Niño, y el emblema alquímico de la sustancia pasiva, caótica, acuosa y fría, matriz y vehículo del espíritu encarnado. [Excertos de Fulcanelli, Moradas Filosofais]

Roberto Pla

Se inscreve o sicômoro entre as espécies de figueira, a árvore que já no AT foi utilizada pelos escribas e profetas de Israel para se referir em figura à alma e seus frutos. Quando Adão e Eva depois de comer da árvore proibida, segundo relata o Gênesis, abriram seus olhos à sabedoria e deram conta de que estavam nus dela, coseram folhas de figueira e se “fizeram umas cintas”. Esta foi a primeira menção da figueira com respeito à alma, pois a existência de folhas tenras da figueira no paraíso, anunciava não só a proximidade do verão, senão também, em parábola, o desenvolvimento da alma ao conhecimento do morador interno, posto que Jesus disse: “Quando vejais tudo isto, sabei que Ele está próximo, nas portas”.

A figueira e seu fruto são quanto à alma um símbolo tão universal em ambos testamentos como a videira e o sumo da da videira o são para o espírito, para o Filho do Homem. Daí que para expressar a alegria ou a desolação em seu sentido integral, psíquico e pneumático, mencionem os autores sagrados juntamente ambas plantações: “Comerá cada um de sua videira e de sua figueira”. Ou bem, para expressar as securas interiores: “Não há cachos na videira, nem figos na figueira” (Jr 8,13).

  • Onde esta abundância se descreve como causada pela Vinda do Gérmen. Então será chegada a horada bem-aventurança explicada pelo profeta Miqueias: “Se sentará cada qual sob sua parreira e sob sua figueira, sem que ninguém o inquiete” (Miq 4,4).
    • Não deis ouvidos a Ezequias; porque assim diz o rei da Assíria: Fazei as vossas pazes comigo, e saí a mim; e coma cada um da sua vide, e da sua figueira, e beba cada um da água da sua cisterna; (Isa 36:16)
    • Naquele dia, diz o Senhor dos exércitos, cada um de vós convidará o seu vizinho para debaixo da videira e para debaixo da figueira. (Zac 3:10)

A figueira, seu tronco, folhas e frutos, com renovações todos seus dias e com frutos duas vezes cada ano, não há de surpreender que tenha sido tomada como exemplo da árvore que traz à alma as primeiras sementes de Deus, pois de fato, equivale em forma mítica à alma e sua funções. [Evangelho de Tomé - Logion 85]