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katharsis / κάθαρσις / καθαρός / katharos / καθαρτικός / καθαρισμός / hagiasmos / ἁγιασμός / consagração / santificação / hagiazo / ἁγιάζω / santificar / hagneia / ἁγνεία / agneia / pureza / castidade / καταρτισμός / katartismos / aperfeiçoamento / μάρτυρ / martyr / παρθενια / parthenia / virgindade

  

gr. κάθαρσις, kathársis: purgação, purificação. De καθαρός, katharós: puro. katharotes = pureza. A katharsis é o método progressivo de desapego dos sentidos para viver segundo o pensamento.


Karl Renz

So in this body I am always perfection.

There is no one who is perfect. There is only perfection.

AKC (perfeitos)

“Sustentamos que krtam = sukrtam (perfeição) e um sukrtatman, nas palavras do Taittiriya Upanixade   II.7. ‘é dito aperfeiçoado porque se fez a si mesmo’”. Krtam em Isa Up. 17; krtam smara pode ser entendido de maneira análoga; todos conhecem a importância ligada ao pensamento dos moribundos: sabe-se que tem uma força diretiva e, tendo em vista o fato de o moribundo ser considerado um aspirante à passagem pelo meio do Sol (verso 15 anterior; compare com Jaiminiya Upanixade Brahmana 1.3-5), é inconcebível que seja solicitado a pensar em atos passados que não pode levar consigo; por outro lado, podemos muito bem imaginar que é possível pedir que considere aquele (Atman) que foi feito, completado, aperfeiçoado e auto-executado ou, em outras palavras, que considere o mesmo krtam que significa “a meta do viajante” no quarto verso do nosso texto. [AKCcivi  :Nota]

Vladimir Lossky

Pero la unión con el hen de Plotino   puede además significar una toma de conciencia de la unidad primordial, ontológica, del hombre con Dios; la unión mística en Dionisio es un nuevo estado que supone un encaminamiento, una serie de cambios, el paso de lo creado hacia lo increado, la adquisición de algo que el sujeto no tenía antes en su naturaleza. En efecto, no solamente sale de él mismo (lo cual sucede también en Plotino), sino que pertenece totalmente a lo incognoscible, recibiendo en esta unión con lo increado el estado deificado: la unión significa aquí deificación. Al propio tiempo, aun estando íntimamente unido a Dios, no lo conoce de otro modo que como incognoscible, infinitamente alejado por su naturaleza, permaneciendo inaccesible en lo que él es por su esencia en la unión misma. Si bien Dionisio habla del éxtasis y de la unión, si bien su teología negativa, lejos de ser una operación puramente intelectual, tiene a la vista una experiencia mística, una ascensión hacia Dios, no deja por eso de querer mostrarnos con ella que aun cuando se llegase hasta las más elevadas cimas accesibles a los seres creados, la única noción racional que se podría tener de Dios sería aún la de su incognoscibilidad. Así pues, la teología debe ser menos una búsqueda de los conocimientos positivos acerca del ser divino que una experiencia de lo que excede a todo entendimiento. «Hablar de Dios es una gran cosa, pero mejor aún es purificarse por Dios», decía san Gregorio Nacianceno. El apofatismo no es necesariamente una teología del éxtasis. Es ante todo una disposición del espíritu que rehuye la formación de los conceptos acerca de Dios; ello excluye resueltamente toda teología abstracta y puramente intelectual que quisiera adaptar al pensamiento humano los misterios de la sabiduría de Dios. Es una actitud existencial que compromete enteramente al hombre: no hay teología fuera de la experiencia; es preciso cambiar, tornarse un hombre nuevo. Para conocer a Dios hay que aproximarse a él; no se es teólogo si no se sigue la vía de la unión con Dios. La vía del conocimiento de Dios es necesariamente la de la deificación. Aquel que al seguir esta vía se imagina en un momento dado que ha conocido lo que Dios es, tiene el espíritu corrompido, según san Gregorio Nacianceno. El apofatismo es, pues, un criterio, un signo seguro de disposición de espíritu conforme a la verdad. En este sentido, toda verdadera teología es fundamentalmente una teología apofática. [TEOLOGIA MÍSTICA DA IGREJA DO ORIENTE]

Miguel Asin Palacios

El método de la disciplina ascética se basa en el islam, sobre la teoría, cristiana y neoplatónica, de la purificación o cátharsis. Abenarabi   adopta esta tradicional idea, con los símbolos también tradicionales del espejo y la luz: el alma, el corazón y el espíritu, es decir, las tres partes o estratos principales del elemento psíquico del hombre, han perdido la prístina inmaterialidad de su origen   divino por su unión con el cuerpo y el consiguiente contacto con el mundo de la materia. De todas tres, la primera, el alma sensitiva, es el órgano inmediato de este contagio, que hace decaer al hombre de su sublime dignidad. El alma sensitiva, en efecto, es el origen de las pasiones concupiscibles e irascibles, cuyo desorden constituye el pecado. Todo pecado es una mancha que, como el orín u óxido en el hierro, altera y aun derruye la tersa limpidez original del espejo metálico, que es el corazón humano: la luz, atributo esencial del espíritu, no puede entonces brillar en él, porque la herrumbre del corazón oscurece o ennegrece su superficie. La cátharsis es, pues, indispensable para que las tres capas psíquicas del hombre readquieran la pureza espiritual que poseían antes de su unión con el cuerpo.

Tres grados, por lo tanto, tiene, según Abenarabi, la purificación, en que toda la ascética consiste: 1.°, purgación del sentido (tazquiat al-nafs); 2.°, purgación del corazón (tasfiat al-calb); 3°, purgación del espíritu (tachliat al-ruh). Para lograr la primera son necesarias la penitencia y la mortificación; para obtener la segunda, es indispensable la soledad o aislamiento y la oración mental; para llegar a la tercera, basta ya la fe mística, que abre las puertas del espíritu a las inspiraciones de lo alto. [EL ISLAM CRISTIANIZADO]

René Guénon

Se puede comprender ahora por qué, cuando las pruebas revisten la forma de «viajes» sucesivos, éstos se ponen respectivamente en relación con los diferentes elementos; y solo nos queda indicar en qué sentido debe entenderse, desde el punto de vista iniciático, el término mismo de «purificación». Se trata de conducir al ser a un estado de simplicidad indiferenciada, comparable, como lo hemos dicho precedentemente, al de la materia prima (entendida naturalmente aquí en un sentido relativo), a fin de que sea apto para recibir la vibración del Fiat Lux iniciático; es menester que la influencia espiritual cuya transmisión le va a dar esta «iluminación» primera no encuentre en él ningún obstáculo debido a «preformaciones» inarmónicas provenientes del mundo profano [1]; y por eso debe ser reducido primeramente a este estado de materia prima, lo que, si se quiere reflexionar en ello un instante, muestra bastante claramente que el proceso iniciático y la «Gran Obra» hermética no son en realidad más que una sola y misma cosa: la conquista de la Luz divina que es la única esencia de toda espiritualidad. [Provas Iniciáticas]


La concepción del "segundo nacimiento", como ya lo hemos hecho observar en otra parte, es de las que son comunes a todas las doctrinas tradicionales; en el cristianismo, en particular, la regeneración psíquica está representada muy claramente por el bautismo. - Cf. este pasaje del Evangelio: "Si un hombre no nace de nuevo, no puede ver el Reino de Dios... En verdad os digo, si un hombre no renace del agua y del espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios... No os sorprendáis de que os haya dicho, que es menester que nazcáis de nuevo" ( San Juan, III, 3 a 7 ). El agua es considerada por muchas tradiciones como el medio original de los seres, y la razón de ello está en su simbolismo, tal como le hemos explicado más atrás, por el que representa a Mula-Prakriti; en un sentido superior, y por transposición, es la Posibilidad Universal misma; el que "nace del agua" deviene "hijo de la Virgen", y por consiguiente hermano adoptivo de Cristo y coheredero del "Reino de Dios". Por otra parte, si se observa que el "espíritu", en el texto que acabamos de citar es el Ruahh hebraico ( asociado aquí al agua como principio complementario, como al comienzo del Génesis ), y que éste designa al mismo tiempo el aire, se encontrará la idea de la purificación por los elementos, tal como se encuentra en todos los ritos iniciáticos así como en los ritos religiosos; y por lo demás, la iniciación misma se considera siempre como un "segundo nacimiento", simbólicamente cuando no es más que un formalismo más o menos exterior, pero efectivamente cuando se confiere de una manera real al que está debidamente calificado para recibirla. [ESTADO PÓSTUMO]

Evangelhos Canônicos

Não encontramos o termo katharsis, mas sua raiz e derivados (vide katharotes); encontramos todavia katharismos que podemos referir no mesmo sentido de purificação: Mc 1:44; Lc 2:22; Lc 5:14; Jo 2:6 (vide Bodas de Cana); Jo 3:25

Encontramos também o termo katharos (puros): Bem-aventurados os limpos (katharos) de coração, porque eles verão a Deus (Mt   5:8) (vide Bem-aventurados); Jo 13:1-12.


[1Por consiguiente, la purificación es también, a este respecto, lo que se llamaría en el lenguaje cabalístico una «disolución de las cortezas»; en conexión con este punto, hemos señalado igualmente en otra parte la significación simbólica del «despojamiento de los metales». Ver EL REINO DE LA CANTIDAD Y LOS SIGNOS DE LOS TIEMPOS, capítulo XXII.