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HDV: Sankarâchârya

quinta-feira 1º de fevereiro de 2024

  

Debemos advertir todavía más especialmente a los filósofos que lo Universal y lo individual no son para nos lo que ellos llaman "categorías"; y les recordaremos, ya que los modernos parecen haberlo olvidado un poco, que las "categorías", en el sentido aristotélico de esta palabra, no son otra cosa que los más generales de todos los géneros, de suerte que pertenecen todavía al dominio individual, cuyo límite marcan por lo demás desde un cierto punto de vista. Sería más justo asimilar a lo Universal lo que los escolásticos llaman los "transcendentales", que rebasan precisamente todos los géneros, comprendidas las "categorías"; pero, si estos "transcendentales" son en efecto del orden universal, sería todavía un error creer que constituyen todo lo Universal, o incluso que son lo más importante que deba considerar la metafísica pura: son coextensivos al Ser, pero no van más allá del Ser, en el que se detiene por lo demás la doctrina en la que se consideran así. Ahora bien, si la "ontología" o el conocimiento del Ser depende en efecto de la metafísica, está muy lejos de ser la metafísica completa y total, ya que el Ser no es lo no manifestado en sí mismo, sino solo el principio de la manifestación; y, por consiguiente, lo que está más allá del Ser importa mucho más todavía, metafísicamente, que el Ser mismo. En otros términos, es Brahma, y no Îshwara, el que debe ser reconocido como el Principio Supremo; es lo que declaran expresamente y ante todo los Brahma-Sûtras  , que comienzan por estas palabras: "ahora comienza el estudio de Brahma", a lo cual Sankarâchârya agrega este comentario: "al prescribir la búsqueda de Brahma este primer sûtra recomienda un estudio reflexivo de los textos de las Upanishads  , hecho con la ayuda de una dialéctica que (tomándolos como base y como principio) no esté jamás en desacuerdo con ellos, y que, como ellos (pero a título de simple medio auxiliar), se proponga como fin la Liberación". 56 HDV II

Por lo demás, sería un error creer que la liberación "fuera de la forma" (vidêha-mukti) sea más completa que la liberación "en la vida" (jîvan-mukti); si algunos occidentales lo han cometido, es siempre en razón de la importancia excesiva que acuerdan al estado corporal, y lo que acabamos de decir nos dispensa de insistir más en ello [NA: No obstante, si a veces parece que se hace una diferencia y que se considera jîvan-mukti como inferior a vidêha-mukti, eso no puede entenderse legítimamente más que de una única manera: es porque se toma la "Liberación en la vida" como realizada por un ser que está todavía ligado a la vida en tanto que condición característica del estado humano, y entonces no puede ser en realidad más que una Liberación virtual, que corresponde al caso del ser reintegrado al centro de este estado; por el contrario, la "Liberación fuera de la forma" (lo que entonces no quiere decir necesariamente "después de la muerte"), puesto que implica un estado más allá de toda condición individual, es la única que se considera en este caso como la Liberación efectiva.]. El Yogî ya no tiene que obtener nada ulteriormente, puesto que ha realizado verdaderamente la "transformación" (es decir, el paso más allá de la forma) en sí mismo, si no exteriormente; poco le importa entonces que la apariencia formal subsista en el mundo manifestado, desde que, para él, ya no puede existir en adelante de otra manera que en modo ilusorio. A decir verdad, es solo para los demás que las apariencias subsisten así sin cambio exterior en relación al estado antecedente, y no para él, puesto que ahora son incapaces de limitarle o de condicionarle; estas apariencias no le afectan y no le conciernen más que todo el resto de la manifestación universal. "El Yogî, habiendo atravesado el mar de las pasiones [NA: Es el dominio de las "Aguas inferiores" o de las posibilidades formales; las pasiones se toman aquí para designar todas las modificaciones contingentes que constituyen la "corriente de las formas".], está unido con la Tranquilidad [NA: Es la "Gran Paz" (Es-Sakînah) del esoterismo islámico  , o la Pax Profunda de la tradición rosicruciana; y la palabra Shekinah, en hebreo, designa la "presencia real" de la Divinidad, o la "Luz de la gloría" en y por la cual, según la teología cristiana, se opera la "visión beatífica" ("también la gloria de Dios" en el texto ya citado del Apocalipsis XXI, 23). — He aquí también un texto taoísta que se refiere al mismo punto: "La Paz en el vacío es un estado indefinible. Uno llega a establecerse en ella. Uno no la toma ni la da. Antiguamente se tendía a ella. Ahora se prefiere el ejercicio de la bondad y de la equidad, que no da el mismo resultado" (Lie-tseu, cap. I; traducción del P. Wieger  , p. 77). El "vacío" del que se trata aquí es el "cuarto estado" de la Mandûkya Upanishad, que es en efecto indefinible, puesto que es absolutamente incondicionado, y del cual no se puede hablar sino negativamente. Las palabras "antiguamente" y "ahora" se refieren a los diferentes periodos del ciclo de la humanidad terrestre: las condiciones de la época actual (que corresponden al Kali-Yuga) hacen que la gran mayoría de los hombres se apeguen a la acción y al sentimiento, que no pueden conducirles más allá de los límites de su individualidad, y todavía menos al estado supremo e incondicionado.] y posee en su plenitud el "Sí mismo" (Âtmâ incondicionado, al cual está identificado). Habiendo renunciado a estos placeres que nacen de los objetos externos perecederos (y que no son ellos mismos más que modificaciones exteriores y accidentales del ser), y gozando de la Beatitud (Ânanda, que es el único objeto permanente e imperecedero, y que no es nada diferente del "Sí mismo"), está calmo y sereno como la llama debajo de un apagador [NA: Se puede comprender por ahí el verdadero sentido de la palabra Nirvâna, de la que los orientalistas han dado tantas falsas interpretaciones; esté término, que está lejos de ser especial al budismo como se cree a veces, significa literalmente "extinción del soplo o de la agitación", y, por consiguiente, el estado de un ser que ya no está sometido a ningún cambio ni a ninguna modificación, que está definitivamente liberado de la forma, así como de todos los demás accidentes o lazos de la existencia manifestada. Nirvana es la condición supraindividual (la de Prâjna), y Parinirvâna es el estado incondicionado; se emplean también, en el mismo sentido, los términos Nirvritti, "extinción del cambio o de la acción", y Parinirvritti. — En el esoterismo islámico, los términos correspondientes son fanâ, "extinción" y, fanâ el-fanâi, literalmente "extinción de la extinción".], en la plenitud de su propia esencia (que ya no se distingue del Supremo Brahma). Durante su residencia (aparente) en el cuerpo, no es afectado por las propiedades de éste, como tampoco el firmamento es afectado por lo que flota en su seno (ya que, en realidad contiene en sí mismo todos los estados y no está contenido en ninguno de ellos); conociendo todas las cosas (y siendo todas las cosas por eso mismo, no "distintivamente", sino como totalidad absoluta), permanece inmutable, "no afectado" por las contingencias" (Âtmâ-Bodha de Sankarâchârya.). 349 HDV XXIII

No hay pues y no puede haber evidentemente ningún grado espiritual que sea superior al del Yogî; éste, considerado en su concentración en sí mismo, se designa también como el Muni, es decir, el "Solitario" [NA: La raíz de esta palabra Muni se aproxima al griego monos , "solo", tanto más cuanto que su derivado mauna significa "silencio" o el "estado de Muni". Algunos comentadores la vinculan al término manana, el pensamiento reflexivo y concentrado, derivado de manas, y entonces la palabra Muni designa más particularmente "al que se esfuerza hacia la Liberación por medio de la meditación".], no en el sentido vulgar y literal de la palabra, sino en el sentido del que realiza en la plenitud de su ser la Soledad perfecta, que no deja subsistir en la Unidad Suprema (en todo rigor, deberíamos decir más bien la "No-dualidad") ninguna distinción de lo exterior y de lo interior, ni ninguna diversidad extraprincipal cualquiera. Para él, la ilusión de la "separatividad" ha cesado definitivamente, y con ella toda confusión engendrada por la ignorancia (avidyâ) que produce y mantiene esta ilusión [NA: A este orden pertenece concretamente la "falsa imputación" (adhyâsa), que consiste en atribuir a una cosa atributos que no le pertenecen verdaderamente.), ya que "al imaginarse primero que él es el "alma viva" individual (jîvâtmâ), el hombre deviene asustado (por la creencia en algún ser otro que él mismo), como una persona que toma por error (A un tal error se le llama vivarta: es propiamente una modificación que no alcanza de ninguna manera a la esencia del ser al que se atribuye, y por tanto que afecta solo al que se la atribuye por el efecto de una ilusión.] un trozo de cuerda por una serpiente; pero su temor es alejado por la certeza de que él no es en realidad esta "alma viva", sino Âtmâ mismo (en Su universalidad incondicionada)" (Âtmâ-Bodha de Sankarâchârya.). 350 HDV XXIII