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HDV: Jaimini

quinta-feira 1º de fevereiro de 2024

  

El acuerdo de una concepción de orden cualquiera con el principio fundamental de la tradición es la condición necesaria y suficiente de su ortodoxia, la cual no debe concebirse de ninguna manera en modo religioso; es menester insistir sobre este punto para evitar todo error de interpretación, porque, en occidente, en general no se trata de ortodoxia más que desde el punto de vista religioso únicamente. En lo que concierne a la metafísica y a todo lo que procede de ella más o menos directamente, la heterodoxia de una concepción no es otra cosa, en el fondo, que su falsedad, resultante de su desacuerdo con los principios esenciales; como estos están contenidos en el Vêda, resulta de ello que es el acuerdo con el Vêda lo que es el criterio de ortodoxia. La heterodoxia comienza pues allí donde comienza la contradicción, voluntaria o involuntaria, con el Vêda; es una desviación, una alteración más o menos profunda de la doctrina, desviación que, por lo demás, no se produce generalmente sino en escuelas bastantes restringidas, y que puede no incidir más que sobre puntos particulares, a veces de importancia muy secundaria, tanto más cuanto que la fuerza que es inherente a la tradición tiene como efecto limitar la extensión y el alcance de los errores individuales, eliminar aquellos que rebasan ciertos límites, y, en todo caso, impedirles extenderse y adquirir una autoridad verdadera. Allí mismo donde una escuela parcialmente heterodoxa ha devenido, en una cierta medida, representativa de un darshana, como la escuela atomista para el Vaishêshika, eso no supone ningún atentado a la legitimidad de este darshana en sí mismo, y basta reducirla a lo que hay de verdaderamente esencial para permanecer en la ortodoxia. A este respecto, no podemos hacer nada mejor que citar, a título de indicación general, este pasaje del Sânkhya-Pravachana-Bhâshya de Vijnâna-Bhikshu: "En la doctrina de Kanâda (el Vaishêshika) y en el Sânkhya (de Kapila), la parte que es contraria al Vêda debe ser rechazada por aquellos que se adhieren estrictamente a la tradición ortodoxa; en la doctrina de Jaimini y en la de Vyâsa (las dos Mîmânsâs), nada hay que no concuerde con las Escrituras (consideradas como la base de esta tradición)". 23 HDV I

El nombre de Mîmânsa, derivado de la raíz verbal man "pensar", en la forma iterativa, indica el estudio reflexivo de la Ciencia sagrada: es el fruto intelectual de la meditación del Vêda. La primera Mîmansâ (Pûrva-Mîmânsâ) se atribuye a Jaimini; pero debemos recordar a este propósito que los nombres que se dan así a la formulación de los diversos darshanas no pueden atribuirse de ninguna manera a individualidades precisas: se emplean simbólicamente para designar verdaderos "agregados intelectuales", constituidos en realidad por todos aquellos que se libraron a un mismo estudio en el curso de un periodo cuya duración no está menos indeterminada que el origen  . La primera Mîmânsâ se llama también Karma-Mîmânsâ o Mîmânsâ práctica, es decir, concerniente a los actos, y más particularmente al cumplimiento de los ritos; el término karma, en efecto, tiene un doble sentido: en el sentido general, es la acción bajo todas sus formas; en el sentido especial y técnico, es la acción ritual, tal como se prescribe por el Vêda. Esta Mîmânsâ práctica tiene por cometido, como lo dice el comentador Somanâtha, "determinar de una manera exacta y precisa el sentido de las Escrituras", pero sobre todo en tanto que éstas encierran preceptos, y no bajo la relación del conocimiento puro o jn  âna, al cual se le pone frecuentemente en oposición con karma, lo que corresponde precisamente a la distinción de las dos Mîmânsâs. 24 HDV I

La "Identidad Suprema" es pues la finalidad del ser "liberado", es decir, libre de las condiciones de la existencia individual humana, así como de todas las demás condiciones particulares y limitativas (upâdis), que se consideran como otros tantos lazos [NA: Se aplican a estas condiciones palabras tales como bandha y pâsha, cuyo sentido propio es "lazo"; del segundo de estos términos deriva la palabra pashu, que significa así, etimológicamente, un ser vivo cualquiera, ligado por tales condiciones. Shiva es llamado Pashupati, el "Señor de los seres ligados", porque es por su acción "transformadora" como se "liberan". — La palabra pashu se toma frecuentemente en una acepción especial, para designar una víctima animal del sacrificio (yagna, yâga o medha), la cual, por otra parte, es "liberada", al menos virtualmente, por el sacrificio; pero no podemos pensar en establecer aquí, ni siquiera sumariamente, una teoría del sacrificio, que, entendido así, está esencialmente destinado a establecer una cierta comunicación con los estados superiores, y deja completamente al margen las ideas enteramente occidentales de "rescate" o de "expiación" y otras de este género, ideas que no pueden comprenderse más que desde el punto de vista específicamente religioso.]. Cuando el hombre (o más bien el ser que estaba precedentemente en el estado humano) se "libera" así, el "Sí mismo" (Âtmâ) está plenamente realizado en su propia naturaleza "no dividida", y entonces, según Audulomi, es una consciencia omnipresente (que tiene por atributo chaitanya); es lo que enseña también Jaimini, pero especificando además que esta consciencia manifiesta los atributos divinos (aishwarya), como facultades transcendentes, por eso mismo de que está unida a la Esencia Suprema (Brahma-Sûtras  , 4º Adhyâya, 4º Pâda, sûtras 5 a 7.). Es ese el resultado de la liberación completa, obtenida en la plenitud del Conocimiento Divino; en cuanto a aquellos cuya contemplación (dhyâna) no ha sido más que parcial, aunque activa (realización metafísica que ha quedado incompleta), o que ha sido puramente pasiva (como lo es la de los místicos occidentales), gozan de algunos estados superiores [NA: La posesión de tales estados, que son idénticos a los diversos "Cielos", constituye, para el ser que goza de ella, una adquisición personal y permanente a pesar de su relatividad (se trata siempre de estados condicionados, aunque supraindividuales), adquisición a la que no podría aplicarse de ninguna manera la idea occidental de "recompensa", por eso mismo de que no se trata de un fruto de la acción, sino del conocimiento; por lo demás, esta idea, así como la de "mérito", de la que es un corolario, es una noción de orden exclusivamente moral, para la cual no hay ningún lugar en el dominio metafísico.], pero sin poder llegar desde entonces a la Unión perfecta (Yoga), que no forma más que uno con la "Liberación" (A este respecto, el conocimiento es pues de dos tipos, y se dice "supremo" o "no supremo", según que concierna a Para-Brahma o a Apara-Brahma, y que, por consiguiente, conduzca al uno o al otro.). 325 HDV XXI