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quinta-feira 25 de janeiro de 2024

  

EVANGELHO DE JESUS: Ro 12:8, 2Co 1:12

Perenialistas
René Guénon: Guenon Pobreza Espiritual - POBREZA ESPIRITUAL

La «simplicidad», expresión de la unificación de todas las potencias del ser, caracteriza el retorno al «estado primordial»; y se ve aquí toda la diferencia que separa el conocimiento transcendente del sabio, del saber ordinario y «profano». Esta «simplicidad», es también lo que es designado en otra parte como el estado de «infancia» o de «niñez» (en sánscrito bâlya), entendido naturalmente en el sentido espiritual, y que, en la doctrina hindú, es considerado como una condición preliminar para la adquisición del conocimiento por excelencia. Esto recuerda las palabras similares que se encuentran en el Evangelio: «Quienquiera que no reciba el Reino de Dios como un pequenino - niño, no entrará en él» (San Lucas  , 18:17). «Mientras que has ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes, las has revelado a los simples y a los pequeninos - pequeños» (San Mateo, 11:25).

«Simplicidad» y «pequeninos - pequeñez» son aquí, en el fondo, equivalentes de la «pobreza», de la que es tan frecuentemente cuestión también en el Evangelio, y que se comprende generalmente muy mal: «Bienaventurados los pobres "en" espíritu, pues el Reino dos Céus - Reino de los Cielos les pertenece» (Pobre em Espírito - San Mateo, 5:2). Esa «pobreza» (en árabe El-Faqru) conduce, según el esoterismo musulmán, a Fana - El-fanâ, es decir, a la «nadificação - extinción» del «eu - yo»; y, por esta «nadificação - extinción», se alcanza la «Estação divina - estación divina» (El-maqâmul-ilahi), que es el punto central donde todas las distinciones inherentes a los puntos de vista exteriores son rebasadas, donde todas las aposiciones han desaparecido y son resueltas en un perfecto equilibrio. «En el estado primordial, estas oposiciones no existían. Todas son derivadas de la diversificación de los seres (inherente a la manifestación y contingente como ella), y de sus contactos causados por la rotación universal (es decir, por la rotación de la «roda - rueda cósmica» alrededor de su eixo - eje). Cesan de inmediato de afectar al ser que ha reducido su ego - yo distinto y su movimiento particular a casi nada» (Chuang Tzu   - Tchoang-tsen, XIX). Esta reducción del «ego - yo distinto», que finalmente desaparece reabsorbiéndose en un punto único, es lo mismo que fana - El-fanâ, y también que el «vazio - vacío» que hemos cuestionado un poco más atrás; es por lo demás evidente, según el simbolismo de la rueda, que el «movimiento» de un ser es tanto más reducido cuanto que ese ser está más próximo del centro. «Ese ser no entra más en conflicto con ningún ser, porque está establecido en lo infinito, borrado en lo indefinido (la primera de estas dos expresiones se refiere a la «Personalidade - Personalidad» y la segunda a la «individualidade - individualidad»). Ha llegado y se tiene en el punto de partida de las transformaciones, punto neutro donde no hay conflictos. Por concentración de su naturaleza, por alimentación de su espírito - espíritu vital, por reunión de todas sus potencias, se ha unido al Princípio - Principio de todas las génesis. Estando su naturaleza entera (totalizada sintéticamente en la Unidade - unidad principal), estando su espíritu vital intacto, ningún ser podría mermarle» (la última frase se refiere todavía a las condiciones del «estado primordial»: Es lo que la Tradición judeo-cristiana designa como la inmortalidad del hombre antes de la «Queda - caída», inmortalidad recobrada por el que, vuelto al «Centro do Mundo - Centro del Mundo», se alimenta del «Árvore de Vida - Árbol de la Vida»).