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quinta-feira 25 de janeiro de 2024

  

Xivaísmo de Caxemira: ANDRÉ PADOUX - VAC


Coomaraswamy

Que los Soplos «suenan» en sus «caños» [pipes] (nādī = nālī, flauta, Rg Veda   Samhita X. 135.7) implica el simbolismo del cuerpo comparado a un órgano, según se enuncia en Jacob Boehme  , Signatura rerum   XVI.3-7, «de la misma manera que un órgano de múltiples y diversos sonidos, o notas, es movido con un solo aire, de modo que cada nota, que cada caño, tiene su tono peculiar... y, sin embargo, son solo uno en la palabra, el sonido, o la voz de Dios que habla eternamente; pues un solo espíritu los gobierna; cada principio angélico es una propiedad de la voz de Dios y lleva el gran nombre de Dios» (sentido en el que, como veremos, los Soplos también son Devas); y en Plutarco  , Moralia 404, donde el alma es el órgano de Dios. En una imagen estrechamente relacionada, el cuerpo se compara con un arpa (vina, Aitareya Āranyaka III.2.5, Śānkhāyana Āranyaka VIII.9.10; cf. Fedón   84E sig.), que debe mantenerse a tono si se le ha de hacer hablar bien. En Praśna Upanishad   II.2, al cuerpo, habitado por las deidades (devāh), se le llama un bāna o vāna, o bien vina como en Atharva Veda Samhitā XI.4, o flauta, como en Rg Veda Samhita I.85.10. (PNEUMATOLOGIA)


René Guénon

La afirmación de la perpetuidad del Veda está, por otra parte, en relación directa con la teoría cosmológica de la primordialidad del sonido entre las cualidades sensibles (como cualidad propia del Éter, Âkaça, que es el primero de los elementos) [1]; y esta teoría no es en el fondo otra cosa sino la que otras tradiciones expresan al hablar de la creación por el Verbo: el sonido primordial es esa Palabra divina por la cual, según el primer capítulo del Génesis hebreo, han sido hechas todas las cosas [2]. Por eso se dice que los Rshi o Sabios de las primeras edades han "oído" el Veda: la Revelación, siendo obra del Verbo, como la creación misma, es propiamente una "audición" para aquel que la recibe; y el término que la designa es Shruti, que significa literalmente "lo oído" [3].

Durante el cataclismo que separa este Manvantara del precedente, el Veda estaba encerrado, en estado de repliegue, en la concha (çankha), que es uno de los principales atributos de Vishnu. Pues la concha se considera como continente del son primordial e imperecedero (ákshara), es decir, del monosílabo Om, que es por excelencia el nombre del Verbo manifestado en los tres mundos, y a la vez, por otra correspondencia de sus tres elementos sonoros o mâtrâ, la esencia del triple Veda [4]. Por otra parte, estos tres elementos, reducidos a sus formas geométricas esenciales [5] y dispuestos gráficamente de determinada manera, forman el esquema mismo de la concha; y, por una concordancia muy singular, ocurre que este esquema es también el de la oreja humana, órgano de la audición, la cual debe, en efecto, si ha de ser apta para la percepción del sonido, tener una disposición conforme a la naturaleza de éste [6]. Todo esto toca visiblemente algunos de los más profundos misterios de la cosmología; pero, ¿quién, en el estado de espíritu que constituye la mentalidad moderna, puede aún comprender las verdades pertenecientes a esta ciencia tradicional?


Observações

[1Cf. nuestro estudio sobre "La Théorie hindoue des cinq éléments", en É. T., agosto-septiembre de 1935.

[2Cf. igualmente el comienzo del Evangelio de San Juan.

[3Sobre la distinción entre la Shruti y la Smriti y sus relaciones, véase L’HOMME ET SON DEVENIR SELON LE VÊDÂNTA, cap. I. Debe quedar en claro que si empleamos aquí la palabra "revelación" en lugar de "inspiración", es para señalar mejor la concordancia de los diferentes simbolismos tradicionales, y que por otra parte, como todos los términos teológicos, ése es susceptible de una transposición que sobrepasa el sentido específicamente religioso que se le da de modo exclusivo en Occidente.

[4Sobre la presencia de este mismo ideograma AVM en el antiguo simbolismo cristiano, cf. Le Roi du Monde, cap. IV.

[5Ver L’HOMME ET SON DEVENIR SELON LE VÊDÂNTA, cap. XVI.

[6Todos los puntos aquí mencionados con relación al simbolismo de la concha habían sido examinados ya en "El jeroglífico de Cáncer", que forma aquí el cap. XIX.