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quinta-feira 25 de janeiro de 2024

  

Perenialistas
René Guénon: Guenon Nomes Iniciaticos - NOMES PROFANOS E NOMES INICIÁTICOS

De aquí viene también, en muchos casos, la dificultad o incluso la imposibilidad de identificar a los autores de obras que tienen un cierto carácter iniciático [1]: o son enteramente anónimas, o, lo que equivale a lo mismo, no tiene como firma más que una marca simbólica o un nombre convencional; por lo demás, no hay ninguna razón para que sus autores hayan jugado en el mundo profano un papel aparente cualquiera. Cuando tales obras, al contrario, llevan el nombre de un individuo del que se sabe que ha vivido efectivamente, quizá no estemos mucho más avanzados, ya que no es por eso como se sabrá exactamente de qué se trata: ese individuo puede no haber sido más que un portavoz, incluso una máscara; en parecido caso, su pretendida obra podrá implicar conocimientos que él no habrá tenido nunca realmente; puede no ser más que un iniciado de un grado inferior, o incluso un simple profano que habrá sido escogido por razones contingentes cualesquiera [2], y entonces, evidentemente, no es el autor lo que importa, sino únicamente la organización que le ha inspirado.

Por lo demás, incluso en el orden profano, uno puede extrañarse de la importancia atribuida en nuestros días a la individualidad de un autor y a todo lo que le toca de cerca o de lejos; ¿depende de alguna manera de esas cosas el valor de la obra? Por otro lado, es fácil constatar que la preocupación de dar su nombre a una obra cualquiera se encuentra tanto menos en una civilización cuanto más estrechamente ligada está ésta a los principios tradicionales, de los que, en efecto, el «individualismo», bajo todas sus formas, es verdaderamente la negación misma. Se puede comprender sin esfuerzo que todo esto encaja, y no queremos insistir más en ello, tanto más cuanto que se trata de cosas sobre las que ya nos hemos explicado frecuentemente en otras partes; pero no era inútil subrayar todavía, en esta ocasión, el papel del espíritu antitradicional, característico de la modernidade - época moderna, como causa principal de la incomprehensión de las realidades iniciáticas y de la tendencia general a reducirlas a los puntos de vista profanos. Es este espíritu el que, bajo nombres tales como los de «humanismo» y «racionalismo», se esfuerza constantemente, desde hace varios siglos, en reducirlo todo a las proporciones de la individualidad humana vulgar, queremos decir de la porción restringida que conocen de ella los profanos, y en negar todo lo que rebasa este dominio estrechamente limitado, y por consiguiente, en particular, todo lo que depende de la iniciación, a cualquier grado que sea. Apenas hay necesidad de hacer destacar que las consideraciones que acabamos de exponer aquí se basan esencialmente sobre la doctrina metafísica de los estados múltiples del ser, de la que son una aplicación directa [3]; ¿cómo podría ser comprendida esta doctrina por aquellos que pretenden hacer del hombre individual, e incluso únicamente de su modalidad corporal, un todo completo y cerrado, un ser que se basta a sí mismo, en lugar de no ver en eso más que lo que es en realidad, la manifestación contingente y transitoria de un ser en un dominio muy particular entre la multitud indefinida de los dominios cuyo conjunto constituye la Existencia universal, y a los cuales corresponden, para este mismo ser, otras tantas modalidades y estados diferentes, de los que le será posible tomar consciencia siguiendo precisamente la vía que se le abre por la iniciación?


Observações

[1Por lo demás, esto es susceptible de una aplicación muy general en todas las civilizaciones tradicionales, por el hecho de que el carácter iniciático está vinculado en ellas a los oficios mismos, de suerte que toda obra de arte (o lo que los modernos llamarían así), de cualquier género que sea, participa de él necesariamente en una cierta medida. Sobre esta cuestión, que es la del sentido superior y tradicional del «anonimato», ver El Reino de la Cantidad y los Signos de los Tiempos, capítulo IX.

[2Por ejemplo, parece que la cosa haya sido así, al menos en parte, para las novelas del Santo Grial; es también a una cuestión de este género a la que se remiten, en el fondo, todas las discusiones a las que ha dado lugar la «personalidad» de Shakespeare, aunque, de hecho, aquellos que se han librado a ellas no hayan sabido llevar nunca esta cuestión a su verdadero terreno, de suerte que apenas han hecho más que embrollarla de una manera casi inextricable.

[3Para la exposición completa de lo que se trata, ver nuestro estudio sobre breve 1359 - LOS ESTADOS MÚLTIPLES DEL SER.