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atributos de deus

quinta-feira 25 de janeiro de 2024

  

Perenialistas
Christophe Andruzac: RENÉ GUÉNON, A CONTEMPLATION MÉTAPHYSIQUE ET L’EXPÉRIENCE MYSTIQUE

Ao nível humano a grandeza, a beleza, a bondade de um ser se exprimem pela abundância dos qualificativos e pelo emprego do superlativo. Vê-se de pronto que estes procedimentos, aplicados ao divino, não alcançam a dar conta de uma maneira adequada do que se quer exprimir: logo chega um momento onde a inteligência especulativa falha em seu esforço para designar e descrever o objeto de sua contemplação. O Ser Primeiro (o Deus das tradições religiosas) é soberanamente Ser, Unidade, Beleza, Bondade, Vida, Inteligência, Amor, Poder... mas segundo que medida? E não é ele senão isso?
Uma questão interessante se coloca: esta pluralidade de «aspectos» do divino existe realmente ou virtualmente (quer dizer unicamente relativamente ao conhecimento que dela temos)? O Verbo Divino constitui a totalidade do divino? As relações entre este Verbo e o resto do divino são de natureza dialética — segundo o ensinamento de Hegel? Seriam o fruto de uma contemplação? A contemplação dele mesmo do Divino - Ser Divino, que Aristóteles iluminou admiravelmente, permite uma fecundidade de inteligência e de amor espiritual? O que o filósofo pode afirmar, é que o manifestação - mundo manifestado porta traços muito claros das perfeições divinas; que as tradições intelectuais e religiosas da humanidade testemunham incontestavelmente de uma pluralidade de «aspectos» no seio do divino (pensamos nos trabalhos de Guénon sobre o simbolismo); enfim que o Nous do homem contemplativo, do Sábio é familiar da luz na qual o Ser Primeiro dá a cada ser o esse: esta luz é aquela da contemplação metafísica.

René Guénon: SHIVAISMO

Lo que hemos dicho sobre el simbolismo permite darse cuenta de la manera en la que la incomprehensión que da nacimiento al antropomorfismo puede tener como resultado hacer de los «atributos divinos» otros tantos «dioses», es decir entidades concebidas basándose en el tipo de los seres individuales, y a las que se presta una existencia propia e independiente. Ese es uno de los casos más evidentes de la «idolatría», que toma el símbolo por lo que es simbolizado, y que reviste aquí la forma del «politeísmo»; pero es claro que ninguna doctrina ha sido nunca politeísta en sí misma y en su esencia, puesto que no podía devenir tal más que por el efecto de una deformación profunda, que no se generaliza, por lo demás, sino mucho más raramente de lo que se cree vulgarmente; a decir verdad, no conocemos siquiera más que un solo ejemplo cierto de la generalización de este error, a saber, el de la civilización grecorromana, y todavía hubo al menos algunas excepciones en su elite intelectual. En Oriente, donde la tendencia al antropomorfismo no existe, a excepción de aberraciones individuales siempre posibles, pero raras y anormales, nada semejante ha podido producirse jamás; eso sorprenderá sin duda a muchos de los occidentales, a quienes el conocimiento exclusivo de la antigüedad clásica lleva a querer descubrir por todas partes «mitos» y «paganismo», pero, sin embargo, es así. En la India, en particular, una imagen simbólica que representa uno u otro de los «atributos divinos», y que se llama pratîka, no es un «ídolo», ya que no ha sido tomada nunca por otra cosa que lo que es realmente, un soporte de meditación y un medio auxiliar de realización, pudiendo cada uno, por lo demás, vincularse preferentemente a los símbolos que están más en conformidad con sus disposiciones personales.

Titus Burckhardt  : IDEI - INTRODUÇÃO ÀS DOUTRINAS ESOTÉRICAS DO ISLAME

El conjunto de las cualidades divinas constituye lo que el Sufismo llama la «Forma - Forma divina» (al-sûrat al-ilâhiyya) aludiendo a la máxima del Profeta: «Al-lâh creó a Adán en Su Forma»; el término de «forma» (sûra) tiene aquí pues el sentido de «síntesis cualitativa» y no el de delimitación; es análogo a la noción peripatética de forma que se opone a la de materia (forma-matéria).