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montanha polar

quinta-feira 25 de janeiro de 2024

  

Perenialistas
René Guénon: Rei do Mundo - O REI DO MUNDO

Por otra parte, si uno se remite a lo que hemos dicho y explicado sobre el simbolismo del «Polo», es fácil ver también que la montaña del Paraíso terrestre es idéntica a la «montaña polar», de la que se trata, bajo nombres diversos, en casi todas las tradiciones: ya hemos mencionado el Mêru de los Hindúes y el Alborj de los Persas, así como el Montsalvat de la leyenda occidental del Grial; citaremos también la montaña de Qâf de los árabes [1], e incluso el Olimpo de los griegos, que, bajo muchos aspectos, tiene la misma significación. Se trata siempre de una región que, como el Paraíso terrestre, ha devenido inaccesible a la humanidad ordinaria, y que está situada fuera del alcance de todos los cataclismos que trastornan al mundo humano al final de algunos periodos cíclicos. Esta región es verdaderamente la «región suprema»; por lo demás, según algunos textos védicos y avésticos, su situación habría sido primitivamente polar, incluso en el sentido literal de esta palabra; y, cualesquiera que pueda ser su localización a través de las diferentes fases de la historia de la humanidad terrestre, permanece siempre polar en el sentido simbólico, puesto que representa esencialmente el eje fijo alrededor del cual se cumple la revolución de todas las cosas.

La montaña figura naturalmente el «Centro del Mundo» antes del Kali-Yuga, es decir, cuando existía en cierto modo abiertamente y no era todavía subterráneo; así pues, corresponde a lo que se podría llamar su situación normal, fuera del periodo obscuro cuyas condiciones especiales implican una suerte de inversión del orden establecido. Por lo demás, es menester agregar que, a parte de estas consideraciones que se refieren a las leyes cíclicas, los símbolos de la montaña y de la caverna tienen uno y otro su razón de ser, y que hay entre ellos un verdadero complementarismo [2]; además, la caverna puede ser considerada como situada en el interior de la montaña misma, o inmediatamente debajo de ésta.


Observações

[1Se dice de la montaña de Qâf que no se puede alcanzar «ni por tierra ni por mar» (lâ bil-barr wa lâ bil-bahr; cf. lo que ha sido dicho más atrás de Montsalvat), y, entre sus otras designaciones, tiene la de «Montaña de los Santos» (Jabal el-Awliyâ), lo que hay que aproximar a la «Montaña de los Profetas» de Anne-Catherine Emmerich.

[2Este complementarismo es el de los dos triángulos, dispuestos en sentido inverso uno de otro, que forman el «sello de Salomón»; es comparable también al de la lanza y de la copa, que ya hemos tratado más atrás, y a muchos otros símbolos comparables a éstos.