redenção - REDENÇÃO
- 1. As almas são redimíveis
- 2. Os espíritos, redimidos «pleno jure»
- 3. A redenção e a cruz
- 4. Valentinianos
- 5. Aplicações várias
- 6. A modo de síntese e complemento
Resulta difícil estudiar la redención entre los gnósticos, no solamente porque les disgusta definir nada, sino porque la diluyen en multitud de conceptos análogos. El vocabulario se presta a incursiones parciales.
El verbo redimere, más que su correspondiente griego (apolytron) despierta algún interés por caminos de Tertuliano - sesgo antimarcionita. Equivaldría a rescatar lo que un tiempo fue de uno . El pensamiento, o sólo figura entre los adversarios de Marcion - Marción, o tuvo que merecer en el heresiarca enmiendas decisivas, para traducirse, a la postre, en una doctrina común a gnósticos y Marcion - marcionitas. Mientras el creador actúe al servicio, aunque inconsciente, de una sabiduría superior — del Hijo o del Padre — , no hay lugar a dividir el género o géneros humanos entre «propios» y «ajenos», sino, a lo más, entre «afines» ( — consustanciales) y «no afines», propios (= domésticos) y no — propios. Todos, aun los llamados «ajenos», pertenecen al Hijo, aunque no sean de su familia ni directamente plasmados por El. Cristo jamás pudo venir — según Marcion - Marción — a rescatar lo ajeno, pues nada había en el mundo ajeno a El. Sino a redimir, liberar lo propio, que también era «propio» — bajo otro título — del demiourgos - demiurgo, elevándole a su nivel y ganándole para el conocimiento y salud del Padre.
La distinción entre emere y redimere, hecha valer por algunos eclesiásticos contra el autor de las Antítesis, desaparece así prácticamente o se confunde con el simple liberare. Cristo redime al hombre, creatura inmediata del demiourgos - demiurgo y mediata de sí, del régimen de ignorancia (religiosa) típico del AT, para sumarle al Evangelio y adentrarle en la religión (y conocimiento) del Padre.
Los rigurosos gnósticos hablan, más bien, de la redención o del redentor. Entre valentinianos, el lytrotes aparece como epíteto del Cruz - horos, apelativo, a su vez, del Hijo o del Verbo - Logos . Hay que apurar el contexto para definirlo, pues la eficacia del horos — separativa o confirmativa — deja poco margen a otras, y concretamente a la «redentora». El Hijo redimió — como lytrotés — a los aion - eones del Pleroma víctimas del Paixão - pathos , crucificándolos mediante el horos y separándolos de la abortiva Sofía. El precio de la redención fue la propia abortiva Achamot. A costa de ella se logró la purificación (y, más tarde, la salud) de los eones.
El acto «redentor» del Hijo estuvo vinculado al horos (= cruz), que divide el Pleroma del Kenoma, lo divino puro de lo impuro y creatural. Lo cual prenuncia la relación futura entre la eficacia redentora de Jesús y la cruz sensible . El precio de la apolytrosis en el paradigma no fue la Sangue de Jesus - sangre del Hijo, sino el flujo sanguíneo de la Fluxo de Sangue - hemorroísa celeste, cortado y desterrado del Pleroma, de que habían luego de nacer las sustancias y especies de la creación.
Ni Ptolomeu - Tolomeo, ni Teódoto, ni Valentino - valentiniano alguno desciende a tales pormenores a cuenta del lytrotes. Pero el mito del horos ( = lytrotés) sobre que discurren da lugar a presumirlo. Otro precio de rescate no le hay, y menos en comunión con el ejercicio peculiar al «redentor».
A ser auténtica semejante exégesis, ya desde los preliminares de la economía creada, antes aún de la formación del universo, dejaríase sentir — como fruto de la redención del horos — una doble vertiente, divina y creatural: la purificación (diorismos) de los eones (resp. iglesia masculina o Pleroma) y las impurezas de que fueron purificados, precio juntamente de la «redención».
Las dos vertientes se manifestar ían luego dondequiera se repitiera la redención: 1) en la Ogdóada, y 2) en el mundo sensível - mundo sensible.
1) En la Ogdóada. — Teódoto (resp. los valentinianos orientales) sitúa expresamente el drama de la redención de Cristo, primogênito - primogénito, y de sus ángeles, en la Ogdóada; fuera del Pleroma. Sofía tuvo al Cristo superior, «primogénito de la creación», en el Kenoma. Engendróle en régimen de kenosis . Mas acto seguido, ya que — a título de Nous - Intelecto del Padre — no podía Cristo mirar al mundo, sino adentrarse en Dios , abandonó a su engendradora y penetró con sus ángeles en el Pleroma a través del horos (de abajo para arriba). También aquí hubo crucifixión y precio de rescate. El primogênito - primogénito de Sofía pasó con los suyos (= ángeles) por el horos (= cruz) y redimióse con ellos, tornando a su propia región. No sin abandonar — como rescate — a Sofía, envuelta en pasiones, para que diese origen al universo creado.
Aunque el drama tuvo lugar en la Ogdóada, retiene inconcusas las dos vertientes de la apolytrosis, divina y creatural.
2) En el mundo sensible. — Las noticias abundan, pero son demasiado genéricas. La muerte del Salvador en cruz prolonga, a nivel terreno, las ideas del paradigma celeste; en particular la doble eficacia, separativa y consolidante. Lo «redentor» toca, más bien, a la primera. Jesús redime a su iglesia (o iglesias), purificándola de ignorancia y pasiones (resp. del hades ). Como precio de rescate entrega su cuerpo, instrumento a la vez de redención. Merced a los padecimientos físicos, logra la apatheia (y, más tarde, la salud), para la iglesia (o iglesias). Redime juntamente a la iglesia, a costa del cuerpo crucificado y (según la mayoría de los gnósticos) entregado a la corrupción. La Sangue - sangre forma parte del corpo de Jesus - cuerpo de Jesús y sensibiliza la efusión de pasiones vinculada a su derramamiento.
¿A quién pagó el Salvador el rescate? A la muerte, la materia, el Kenoma..., con sus secuelas de ignorancia y pasiones. Muy poco amigos de lo mercantil, fundaban los gnósticos la economía sobre la pura gracia, y desterraban, como de signo hebreo, el régimen de compraventa. No así el pensamiento, espontáneo, del combate entre el Salvador y el Thanatos y la necesidad de la Muerte física para entrar en el hades. Bastaba eso para traducir el rescate (de la iglesia o iglesias), a costa de la muerte de Jesús, como «precio de redención» otorgado al Thanatos. Algunas noticias apuntan al cuerpo hílico de Jesús, «vaso y casa de demonios», según expresión del Apocalypsis Petri. El Salvador le consignó a los ministros de la muerte para combatirlos con lo suyo y liberar a la iglesia (o iglesias), hasta entonces cautiva. Entrega lo diabólico (= material) a los demonios; lo arcóntico, a los arcontes, para arrancarles las dos iglesias — del alma y del espíritu — , que inicuamente detentaban en las Trevas - tinieblas (resp. ignorancia, pasiones...).
Una redención llama a otra. El que por un régimen injusto de cautiverio se ve excluido de mil bienes, al ser devuelto por el Redentor a su posesión a costa de la carne , no por eso deja de ser enteramente redimido. El cuerpo de materia, merced al cual quedó el hombre cautivo de la muerte, es por naturaleza irredimible.
Y como dio lugar indirectamente al cautiverio injusto de las dos iglesias — del alma y del espíritu — , da también ingreso al Redentor para el hades en orden a su justa liberación.
La obra de Jesús crucificado se reveló al terceiro dia - tercer día. Abandonó en el sepulcro lo irredimible, como precio de rescate, y resucitó en alma y espíritu, arrastrando, como «Ressurreição - primicias de la resurrección» (y de la redención), a las iglesias, por El liberadas de la muerte. Desde entonces se dejan sentir los efectos de la obra de Jesús, singularmente sobre los pneumático - espirituales. De ahí el «batismo de fogo - bautismo de redención», único perfecto bautismo, que rescata a los Filho de Deus - hijos de Dios de la ignorancia y pecados inherentes al antiguo régimen. Llámase también «bautismo de redención angélica»: a) por la solidaridad entre ángeles y hombres (espirituales); b) por el libre vuelo que otorga a los «regenerados» hacia el Padre, rompiendo el maleficio de las exousia - potestades adversas.
Redimidos, en efecto, los pneumático - espirituales por obra de Jesús, quedan ipso fado redimidos los ángeles — sus esposos — a que están destinados. Como liberada la mujer injustamente cautiva, se redime el varón para la vida de matrimonio con ella.
Enervados el Thanatos y sus exousia - potestades, que se apoderaban del hombre, a lo largo del AT, a raíz de la Muerte física, se redimen los individuos, hechos superiores en alma y espíritu a los arcontes. La destrucción de la heimarmene , reincorporación (metensomatosis), ignorancia de la nueva economía, señala otras tantas manifestaciones de la obra redentora de Jesús, contrapartida del régimen anterior de cautiverio.
Los documentos gnósticos permiten, pues — al margen del vocabulario — , restituir las grandes líneas del drama redentor: en el Pleroma, en la Ogdóada, en el mundo. Sin sacrificar los elementos obviamente más característicos: la crucifixión del Hijo y el precio de ella. Dondequiera el Señor es crucificado a costa de su cuerpo pasible (Achamot, Sofía, elemento de corrupción), redime a eones, ángeles, espíritus y almas.
Así, al menos, entre los valentinianos. Yo no creo que los demás sectarios tuvieran ideas tan armónicas ni claras sobre la redención, ni que tan espontáneamente se extendiesen a todos los estratos. Cuanto menos se inspiraran en el Evangelio, más tendrían que diluir la redención en categorías genéricas. Pero tan ilícito como extender a todos los gnósticos el concepto del «redentor» (lytrotes) Valentino - valentiniano, es asignarles las nociones paganas, humildes, de una simple liberación.