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Coomaraswamy: Senhor, o transmigrante

quarta-feira 27 de julho de 2022

  

El dicho de Sankaracarya, «Verdaderamente, no hay otro transmigrante sino el Señor» (Brahma Sutra   Bhasya I.1.5) [1], por sorprendente que pueda parecer a primera vista, dado que niega la reencarnación de cualesquiera esencias individuales, es ampliamente apoyado por los textos antiguos, y aún por los textos más antiguos, y no es en modo alguno una doctrina exclusivamente india. Pues no es un alma individual lo que entiende Platón   cuando dice: «El alma del hombre es inmortal, y en un tiempo acaba, lo cual se llama muerte, y en otro nace de nuevo, pero jamás perece, y habiendo nacido muchas veces ha adquirido el conocimiento de todo y todas las cosas» [2]; o lo que entiende Plotino   cuando dice: «No hay realmente nada extraño en esa reducción (de todos los sí mismos) a Uno; aunque puede preguntarse, ¿Cómo puede haber solamente Uno, el mismo en muchos, entrando en todos, pero nunca sí mismo dividido?» [3]; o lo que entiende Hermes cuando dice que «El que hace todas las cosas es Uno», y habla de Él como «sin cuerpo y teniendo muchos cuerpos, o más bien presente en todos los cuerpos» [4].

El «Señor» de quien habla Sankaracarya es, por supuesto, el Sí mismo Supremo y Solar, Atman, Brahma, Indra, «de todos los seres Soberano, de todos los seres Rey», cuya omniformidad es temporal y cuya omnipresencia nos capacita para comprender que Él debe ser omnisciente (sarvanubhuh, Brhadaranyaka Upanishad   II.5.15, 19, cf. IV.4.22 y Aitareya Aranyaka XIII); Muerte, la Persona en el Sol, Indra y Soplo de Vida, «Uno como él es Persona allí, y muchos como él es en sus hijos aquí», y a cuya partida «nosotros» morimos (Satapatha Brahmana X.5.2.13, 16); el Sí mismo Soplo Solar de todo lo que está en movimiento o en reposo (Rg Veda Samhita I.115.1); nuestro Sí mismo Inmortal y Controlador Interno «prescindiendo del cual no hay ningún veedor, oidor, pensador o conocedor» (Brhadaranyaka Upanishad   III.7.23, III.8.11); el Indra solar de quien se dice que quienquiera que habla, oye, piensa, etc., lo hace por su rayo (Jaiminiya Upanishad Brahmana 1.28, 29); Brahma, de quien se dice que nuestros poderes o facultades «son meramente los nombres de sus actos» (Brhadaranyaka Upanishad I.4.7, cf. I.5.21); el Sí mismo de quien todas las acciones brotan (Brhadaranyaka Upanishad I.6.3; Bhagavad Gita III.15); el Sí mismo que conoce todo (Maitri Upanishad   VI.7) [5].

Bien como Surya, Savitr, Atman, Brahma, Agni, Prajapati, Indra, Vayu o como Prana madhyama — (Rg Veda Samhita V.44.6) [6]— este Senor, desde dentro del corazón aquí [7], es nuestro movedor, conductor y actuador (iritah [8], codayitr [9], karayitr [10]) y toda la fuente de la consciencia evanescente (cetana = samjnana) [11] que comienza con nuestro nacimiento y acaba con nuestra muerte (Maitri Upanishad II.6D, III.3) [12]. Nosotros no hacemos nada por nosotros mismos y somos meramente sus vehículos e instrumentos (como para Filón  , passim).

Este Brahma «más alto» (para) es ese «Uno, el Gran Sí mismo que establece su sede en matriz tras matriz como el omniforme Senor de los Soplos, vaga errante junto con sus propias acciones, cuya fruición saborea, y, una vez asociado con la conceptualidad y la noción "Yo soy", es conocido como el "más bajo". Ni macho ni hembra ni neutro, sea cual fuere el cuerpo que asume, a él está uncido [13]: por medio de los enganos del concepto, el tacto y la visión, hay nacimiento y crecimiento del Sí mismo con la lluvia de alimento y de bebida [14]; el Sí mismo incorporado [15] asume las formas funcionales en sus estaciones en orden regular [16]... y debido a su conjunción con las cualidades, tanto las suyas propias como las de la acción, parece ser "otro"» [17] ‘pi drstah» Svetasvatara Upanishad V.1-13, condensado).

Este transmigrante «Señor de los Soplos» es el Soplo (prana), «el excelentísimo» (vasistha, Brhadaranyaka Upanishad VI.1, 14) [18], Brahma, Prajapati, el que se divide a sí mismo quíntuple y múltiplemente para soportar y sustentar al cuerpo, para despertar a sus hijos, para llenar estos mundos (Prasna Upanishad II.3; Maitri Upanishad II.6, VI.26), permaneciendo, no obstante, indiviso en las cosas divididas (Bhagavad Gita XIII.16, XVIII.20). A él, en tanto que Prajapati, se le dice, «Es a ti, a ti mismo, que eres contranacido (pratijayase) [19], a ti todos tus hijos (prajah = rasmayah, Prana, devah, bhutani) traen tributo (balim haranti), oh Soplo» (Prasna Upanishad II.7). Por este Prajapati este cuerpo nuestro es erigido en posesión de consciencia (cetanavat), pasando él, como su conductor, de un cuerpo a otro (pratisariresu carati), imbatido por el brillante y obscuro fruto de sus actos, o más bien de esos actos de los cuales él, como nuestro Hombre Interior (purusa) [20], es el actuador (karayitr) y espectador (preksaka) más bien que el hacedor (Maitri Upanishad II.6-III.3). Este Prajapati es igualmente «el Soplo divino que, ya sea transmigrando o no ([...]) [21], no es danado ni afligido, y a quien todos los seres sirven», y con respecto a quien se dice además que «por más que sus hijos sufran, eso les incumbe solo a ellos, a él sólo va el bien, el mal no alcanza a los dioses» (Brhadaranyaka UpanishadI.5.20).

Así este Uno, de quien se habla por muchos nombres, nace y renace por todas partes. «Invisible, Prajapati se mueve en la matriz (carati garbhe antah) y nace diversamente» (bahudha vi jayate, Atharva Veda Samhita X.8.13, cf. Mundaka Upanishad   II.2.6); «La Persona espira [22] y suspira en la matriz, y entonces nace de nuevo cuando tú, oh Soplo, das la vida» (Atharva Veda Samhita. XI.4.14, cf. Jaiminiya Upanishad Brahmana III.8.10-XI.1); «sólo Tú, oh Sol, naces por todo el mundo» ([...], Atharva Veda Samhita XIII.2.3) [23]; «Un único Dios que habita en la mente, de antiguo nació y está ahora en la matriz» (Atharva Veda Samhita X.8.28 = Jaiminiya Upanishad Brahmana III.10.12). Podrían citarse textos similares con una mayor extensión, pero bastará por ahora observar el énfasis que se pone en el hecho de que es siempre Uno el que nace diversa y recurrentemente: es decir, Él, que es «indiviso, aunque es como si estuviera dividido por su presencia en los seres divididos» (Bhagavad Gita XIII.16 y XVIII.20), pues Él es «Uno como él es en sí mismo, y muchos como él es en sus hijos» (Satapatha Brahmana X.5.2.16), que no son Seres independientemente, sino Seres por participación [24].

Todo esto es también la antiquísima doctrina del Samhita, donde es el Sol o el Fuego el que entra en la matriz y transmigra [25]: así Rg Veda Samhita X.72.9, donde Aditi «lleva a Martanda a nacimientos y muertes repetidos»; VIII.43.9, «Tú, oh Agni, estando en la matriz, naces de nuevo»; X.5.1, donde Agni es «de muchos nacimientos» (bhurijanma); III. 1.20, donde, como Jatavedas, es «depositado en nacimiento tras nacimiento», es decir, como agrega Sayana, «en todos estos seres humanos». En tanto que Jatavedas, él es omnisciente de los nacimientos (I.70.1, I.189.1, VI.15.3), y es necesariamente así porque, como lo parafrasea Satapatha Brahmana IX.5.1.68 «él encuentra nacimiento una y otra vez». De la misma manera «llenando los (tres) reinos-de-luz de este [26], el móvil y el inmóvil, él entra múltiplemente en el ser, el Sire en estas matrices» (Rg Veda Samhita I.146.1, 5), «aunque en una única semejanza múltiple, como dador-del-ser a todas tus gentes» [27] (Rg Veda Samhita VIII.11.8).

No necesita demostrarse aquí que los Samhitas no tienen conocimiento de una «reencarnación» (de un renacimiento individual sobre la tierra) puesto que se acepta generalmente que ni siquiera los Brahmanas tienen conocimiento de una doctrina tal (cf. la edición de Keith de Aitareya Aranyaka, Introducción, p. 44) — excepto, por supuesto, en el sentido progenitivo normal de renacimiento en los propios hijos de uno (Rg Veda Samhita V.4.10, VI.70.3; Aitareya Brahmana   VII. 13; Aitareya Aranyaka II.5). Nuestra intención es más bien senalar que el Veda habla únicamente de la transmigración y de un único y solo transmigrante, y que distingue entre la «liberación» y «regresar de nuevo» (vimucam mvrtam punah, Rg Veda Samhita V.46.1). Nuestro argumento es que las expresiones punarmrtyu y punarjanma, que aparecen ya en Rg Veda y en los Brahmanas, no adquieren en las escrituras posteriores los significados nuevos de «morir de nuevo» (en otra parte) y «nacer de nuevo» (aquí) que generalmente se leen en ellas. En la mayoría de los casos las referencias a la «muerte repetida» y al «nacimiento repetido» son a esta vida o «devenir» presente, como en Aitareya Brahmana VIII.25, y en Satapatha Brahmana V.4.1.1, donde lo que está implícito es la inmortalidad relativa de no morir prematuramente, y no de no morir nunca. En el «devenir» (bhava, genesis) nosotros morimos y renacemos cada día y cada noche, y en este sentido «el día y la noche son muertes recurrentes» (Jaiminiya Brahmana I.11). Punarmrtyu no es alguna otra muerte que ha de ser temida como fin de una existencia futura sino, junto con punarbhava o janma, la condición de toda forma o tipo de existencia contingente; y es de este proceso, de esta rueda del devenir (bhavacakra, o trokos tes geneseos en Santiago 3:6), aquí o en el más allá, y no solo de alguna muerte, de lo que se busca la liberación [28].


EXCERTOS:

[1Cf. T.A.G. Rao, Elements of Hindu Iconography, II (Madras, 1914-1916), p. 405, «Cuando Isvara se absorbe en sí mismo se conoce como el Purusha, y como Samsari cuando se ha manifestado». Cf. n. 66.

[2Menon, 81BC, donde esto se cita como la doctrina de los sacerdotes y sacerdotisas instruidos, y es aprobado por Sócrates. De este mismo tipo es la omnisciencia de Agni como Jatavedas, «Conocedor de los Nacimientos», y la del Buddha, cuya abhinna se extiende a todos las «moradas anteriores». El que está «donde todo donde y todo cuando tienen su foco» (Dante Alighieri) no puede no tener conocimiento de todas las cosas.

[3Plotino, IV.9.4, 5 (condensado); cf. I. 1, passim. En nuestro Sí mismo, el Sí mismo espiritual de todos los seres, todos estos sí mismos y sus obras son un único acto de ser; de aquí que no son los sí mismos y sus actos separados, sino más bien el Agente Real lo que uno debe buscar conocer (Brhadaranyaka Upanishad I.4.7, Kausitaki Upanishad III.8, Hermes, Lib. XI.2.12A). «Tú has visto las calderas del pensamiento bullendo; ¡considera también el fuego»! (Mathnawi V.2902).

[4Hermes, Lib. V.10A (cf. Brhadaranyaka Upanishad I.5.21), y XI. 2.12A (cf. Katha Upanishad II.22).

[5En «Recordación, India y Platónica», hemos mostrado que la omnipresencia atemporal y la omnisciencia providencial son nociones interdependientes e inseparables. La tesis emparentada del presente artículo es que el omnipresente omnisciente es «el solo transmigrante», y que en último análisis esta «transmigración» no es nada sino su conocimiento de sí mismo expresado en los términos de una duración. Si hubiera realmente «otros», o alguna discontinuidad dentro de la unidad, cada «otro» o «parte» no sería omnipresente al resto, y el concepto de una omnisciencia sería inconcebible.

[6«A Él se le dan nombres que corresponden exactamente a las formas en las cuales Él es aprehendido». Cf. «Todos los nombres son nombres de Él, que no tiene ningún nombre, pues él es su Padre común», Hermes, Lib. V.10A.

[7«Que ocupa su sede en todos los corazones» (Bhagavad Gita XIII.17); «Questi nei cor mortali e permotore, questi la terra in se stringe ed aduna», Dante Alighieri, Paradiso I.116 — stringe, como en Satapatha Brahmana VIII.7.3.10, etc.

[8Cf. la «rueda (el torno) del alfarero»; cf. Mundaka Upanishad II.2.6; Brhadaranyaka Upanishad II.5.15; Plotino, VI 5.5, Isaías 64:8, etc.

[9Del «carro», cf. Rg Veda Samhita VI.75.6; Katha Upanishad III.3 sig.; Jataka VI.252; Platón, Leyes 898C, «el Alma es el conductor de todas las cosas». En Maitri Upanishad II.6, las «riendas» [reins] o «rayos» (rasmayah) del conductor son los poderes inteligenciales (buddhindriyani) por los que son gobernados los poderes de sensación equinos (karmendriyani). Similarmente, Hermes Lib. X.22B, «Las energías de Dios son, por así decir, Sus rayos», y XVI.7, «Sus riendas son (Sus rayos)». Cf. Boecio, De consolatione philosophiae IV.11; Mathnawi I.3268, 3273, 357576. «Bajo la teoría de la presencia por los poderes, las almas son descritas como rayos» (Plotino, VI.4.3). Esta es «la doctrina viva que adscribe a Dios la totalidad de todos los poderes», y ha de distinguirse de «la doctrina partida y dividida que es consciente de la propia mente de un hombre en acción» (Filón, Legum allegoriae, I.93, 94).

[10Del «sí mismo elemental» (bhutatman) en tanto que «agente» (kartr) del Hombre Interior. «Es ciego, ciertamente, quien ve solamente el sí mismo activo» (Bhagavad Gita XVIII.16), mientras que «Ve, ciertamente, quien ve al Señor Soberano que es el mismo en todos los seres, imperecedero en aquellos que perecen... el Sí mismo Soberano que, aunque presente en el cuerpo, ni actúa ni es contaminado por la acción» (Bhagavad Gita XIII.27, 31).

[11«Los muertos no saben» (Eclesiastés 9:5). [...] El Sí mismo es indestructible (Brhadaranyaka Upanishad IV.5.14; Bhagavad Gita IV.13), pero la «consciencia» en los términos del sujeto y del objeto es una contingencia, y pierde su significado «donde todo ha devenido sólo el Sí mismo» (Brhadaranyaka Upanishad II.4.14), «activamente Ello mismo cuando ello no está inteligenciando» (Plotino, IV.4.2).

[12«El Espíritu (ruh), ocultando su gloria y alas y plumas, dice al cuerpo, "oh estercolero [dunghill], ¿quién eres tú? Solo por mis rayos (cf. n. 9) has venido a la vida por un día o dos." Los rayos del Espíritu son el habla y el ojo y el oído» (Mathnawi I.3267-3273).

[13Como en Bhagavad Gita I.26, donde todo nacimiento se dice que depende de una «conexión » o «enyugamiento» [yoking] del Conocedor del Campo con el Campo. Inversamente, «Liberación», «desenyugamiento» [unyoking], Maitri Upanishad VI.21.

[14«La nutrición del "sentido-de-la-percepción" que (el autor del Génesis 2:5) llama en sentido figurado "lluvia"» (Filón, Legum allegoriae, I.48). Aquí con referencia al Soma traído por el halcón [falcon], y a la «Lluvia de Prosperidad». Del «tacto»; a causa de que «toda experiencia nace-del-contacto» (Bhagavad Gita V.21), cf. Coomaraswamy, «Note on the Stickfast Motif», 1944.

[15El Sí mismo incorporado de Bhagavad Gita II.18 sig., y el Sí mismo raudo [quick] y vibrante (vipascit) de Katha Upanishad II.18, 19, que jamás deviene alguien, sino que pasa de un cuerpo a otro, y que no es matado cuando el cuerpo es matado, innacido [unborn] aunque puede concebirse como naciendo continuamente y muriendo continuamente. Esta es precisamente la doctrina del Alma inmortal que Platón cita como la de los sacerdotes y sacerdotisas instruidos: «Ellos dicen que el alma del hombre es inmortal, y que en un tiempo acaba, lo cual ellos llaman "morir", y en otro nace de nuevo, pero nunca perece» (Menon 81AB). El Sí mismo incorporado ha de ser distinguido del sí mismo elemental (Maitri Upanishad III.2, 3). El primero es el Sí mismo imperecedero [unperishing] de Chandogya Upanishad VIII.5.3 y de Bhagavad Gita XIII.27, el segundo brota de los elementos y perece con ellos (Brhadaranyaka Upanishad II.4.12).

[16Estas palabras describen la entrada del Sí mismo en un cuerpo y su extensión dentro de él en la forma de las Inteligencias (Soplos, poderes de alma) que operan a través de las puertas de los sentidos, como en Maitri Upanishad II.6, etc. Karmanugani, «correspondientes a la variedad de las acciones que han de ser cumplidas», como en Brhadaranyaka Upanishad I.5.21, «"Yo voy a hablar" comenzó la Voz» etc. Los poderes del habla, vista, pensamiento, etc., «son solo los nombres de Sus actos» (Brhadaranyaka Upanishad I.4-7) — no «nuestros» (Bhagavad Gita III.27). «Aturdido por la noción de un "yo que actúa", el sí mismo cree que "yo soy el actor"»; similarmente, incontables textos budistas; cf. Filón, Legum allegoriae I.78, «Nada me parece tan vergonzoso como suponer que "yo" sé y que "yo" percibo. ¿Mi propio intelecto el autor de su propia intelección? ¿cómo podría ser eso?» Anukramena, como yathayatanam en Kausitaki Upanishad III.3 y Aitareya Upanishad II.3, y yathakramena en Maitri Upanishad VI.26, «Como los rayos del Sol, así de Él (del Brahma inmanente, del Fuego de la Vida) sus Soplos y el resto brotan continuamente aquí en el mundo en el orden debido». Sthanesu, «en sus lugares», como en Prasna Upanishad III.2, sthanam. Rupani, «formas», es decir, «las formas del soplo de Prajapati» (pranarupa, Sayana sobre Rg Veda Samhita X.90.16, y como en Brhadaranyaka Upanishad I.5.21, donde los Soplos son las «formas» del Soplo mediano y se llaman a tenor de él; similarmente en Prasna Upanishad II.12).

[17Apara, «más bajo» u «otro» como en Maitri Upanishad III.2 (Atman), y que ha de ser contrastado con para (Brahma) en el verso I = para (Atman) de Prasna Upanishad IV.7. Para la «única esencia y dos naturalezas» de Brahma ver Brhadaranyaka Upanishad II.3, Prasna Upanishad V.2, Maitri Upanishad VI.3, 22, 23 y VII.11.8, (dvaitibhava). Esta es la doctrina de Hermes, a saber, que «Dios es a la vez Uno y Todo no significa que el Uno es dos, sino que los dos son Uno» (Lib. XVI.3). Similarmente Plotino, IV.4.10, «el principio ordenador-y-gobernante (to kosmoun = Platón, Fedon 97C, o diakosmon te kai panton aitios) es doble, uno que llamamos Demiurgo y otro el Alma de Todo (tou pantos psyche): nosotros hablamos de Zeus a veces como Demiurgo (Creador) y a veces como el Conductor de todo (hegemon tou pantos)»; lo cual es tanto como decir que nosotros hablamos de Varuna a veces como tal y a veces como Mitra o Savitr (netr, Rg Veda Samhita V.50.1 = pranasariranetr, Mundaka Upanishad II.2.8 = atmano ‘tma netamrtakhyah, Maitri Upanishad VI.7), de Brahma como parapara, dvirupa y dvaitibhava, de Agni como Indragni, y de Prajapati como parimitaparimita, niruktanirukta, etc., imputando de la misma manera dos naturalezas contrastadas a una y la misma esencia. Y de la misma manera que en una de estas naturalezas la deidad es inmortal e impasible y en la otra mortal y pasible, así en una él es sin necesidades y en la otra tienes fines que han de ser alcanzados. Al mismo tiempo, en él estas no son dos sino una única esencia; así pues la distinción es «lógica pero no real». Nicolás de Cusa habla así de la «muralla del Paraíso» que oculta a Dios de nuestra vista como constituida de la «coincidencia de los opuestos» y de su entrada como guardada por «el más alto Espíritu de razón, que cierra la vía hasta que ha sido vencido» (De visione Dei, IX, XI) —como en Jaiminiya Upanishad Brahmana I.5.

[18Lo que implica a Agni quien como el «Fuego de la Vida» es el «Soplo de la Vida»; cf. Heráclito, fr. 20, y Coomaraswamy, «Medidas del Fogo».

[19Brhadaranyaka Upanishad II.1.8 [...]; cf. Svetasvatara Upanishad II.16, V.11. El Sí mismo es el Padre del Soplo y consubstancial (Maitri Upanishad VI.1); lo mismo que el padre e hijo humanos, de acuerdo con la doctrina normal de que el padre mismo renace en su progenie (Rg Veda Samhita V.4.10, VI.70.3; Brhad Devata VII.50; Aitareya Brahmana VII.13; Aitareya Aranyaka II.5; Bhagavad Gita IV.7, 8, etc.), la única doctrina india de renacimiento sobre la tierra. Es un carácter lo que así renace; es en su «otro sí mismo» donde el padre parte a la muerte; y a menudo se nos recuerda (Satapatha Brahmana, passim) que los muertos han partido «de una vez por todas». La herencia de la vocación está conectada con la doctrina tradicional (pues no es solamente india) del renacimiento progenitivo. De la misma manera in divinis, el Padre renace como el Hijo; cf. el Alma redemptoris Mater... tu quaegenuisti tuum sanctum genitorem cristiano.

[20El puruso ‘ntasthah de Maitri Upanishad VI. 10; [...] de Brhadaranyaka Upanishad II.5.18; [...] de Aitareya Áranyaka III.2.4, descrito como el veedor invisible, etc., y como «indómito» (anata), es decir, anabhibhuta como en Maitri Upanishad II.7; [...] de Aitareya Áranyaka II.5; [...] de Rg Veda Samhita I.149.3. Para la distinción entre este Hombre Interior y nuestro hombre exterior (el sí mismo elemental, bhutatman) cf. II Corintios 4:16, «Is qui foris est noster homo corrumpitur tamen is qui intus est renovatur de die in diem», como Maitri Upanishad III.2. No cabe duda de que San Juan 1:14 debe comprenderse como «Y el Verbo se hizo carne, y habitó en nosotros» (en emin) más bien que «entre nosotros», pues, por el cual «entre», la Encarnación se consideraría solo históricamente.

[21Es decir, ya sea inmanente o ya sea transcendente; o bien «anda errante en el Campo, junto con sus actos ([...], Svetasvatara Upanishad V.3, 7)», o bien permanece solo.

[22El descenso dentro de la obscuridad ciega de la matriz, dentro del infierno (niraya, Maitri Upanishad III.4); desde la cual uno viene al ser de nuevo, siendo salvado de esa primera muerte por el Sol (Jaiminiya Upanishad Brahmana III.9.1, III.10.4). Cf. San Bernardo, prius morimur nascituri (De grad. humilitatis 30). Atharva Veda Samhita, apanati = Jaiminiya Upanishad Brahmana, mriyate.

[23Quien como la Persona Sacrificial «fue derramado sobre la tierra desde Oriente a Occidente» ([...], Rg Veda Samhita X.90.5).

[24«Et inspexi cetera infra te, et vidi nec omnino esse nec omnino non esse: esse quidem, quoniam abs te sunt, non esse autem, quoniam id quod es non sunt» (Y miré las demás cosas que están por bajo de ti, y vi que ni son en absoluto ni absolutamente no son; son ciertamente, porque proceden de ti, más no son, porque no son lo que eres tú.) (San Agustín, Confesiones, VII.11). Este «es y no es» es esencialmente la doctrina budista de satto = existencia.

[25A todo lo largo del presente artículo y en otras partes nos hemos cuidado de distinguir entre transmigración y reencarnación; la primera implica una transición de un estado de ser a otro, y la segunda la transmisión o renovación de un estado de ser anterior. Cf. n. 23, y Coomaraswamy, «Medidas del Fuego».

[26Es decir, como Prajapati se divide a sí mismo para llenar estos mundos.

[27Visah, es decir, Visvedevah, Maruts, Prana, pranagnayah directamente, y de aquí a praninah, «seres vivos», indirectamente. [...] «La circular natura, ch’e sugello alla cera mortal, fa ben sua arte, ma non distingue l’un dall’altro ostello», Dante, Paradiso VIII.127-129 (ostello = nivasa, especialmente en la expresión budista). «One Divine Life, mov’d, shin’d, sounded in and thro’all», Peter Sterry (V. de Sola Pinto, Peter Sterry, Platonist and Puritan, Cambridge, 1934, p. 161).

[28Cf. Coomaraswamy, AUTORIDAD ESPIRITUAL Y PODER TEMPORAL, 1942, n. 35. Sobre Santiago 3:6, cf. R. Eisler, «Orphisch-Dionysische...», en Vortrage der Bib. Warburg II (1922-1923), 86 sig.; P. Deussen, Vierphilosophische... (Leipzig, 1906), 272 sig.; Platón, El Sofista 248A, Timeo 29C (contraste entre genesis y ousia); y O. Kern, Orphicorum fragmenta, fr. 32 (1922), kyklou d exeptan barypentheos argaleoio.