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tribhuvana / três mundos / tres mundos

  

René Guénon

Debe tenerse bien presente que la explicación así propuesta no es en absoluto incompatible con algunas otras, como la de P. Le Cour, quien referiría los tres recintos a los tres círculos de la existencia reconocidos por la tradición céltica; esos tres círculos, que con otra forma se encuentran también en el cristianismo, son, por otra parte, lo mismo que los "tres mundos" de la tradición hindú. En ésta, además, los círculos celestes se representan a veces como otros tantos recintos concéntricos que rodean al Meru, o sea a la Montaña sagrada que simboliza al "Polo" o al "Eje del Mundo", y es ésta también una concordancia de lo más notable. Lejos de excluirse, las dos explicaciones se armonizan a la perfección, y hasta podría decirse que en cierto sentido coinciden, pues, si se trata de iniciación real, sus grados corresponden a otros tantos estados del ser, y estos estados son los que en todas las tradiciones se describen como mundos diferentes, pues debe tenerse muy en cuenta que la "localización" tiene carácter puramente simbólico. Hemos explicado ya, con motivo de Dante  , que los cielos son propiamente "jerarquías espirituales", es decir, grados de iniciación (L’Ésotérisme de Dante, cap. II), y va de suyo que se refieren al mismo tiempo a los grados de la Existencia universal, pues, como decíamos entonces (Ibid., cap. VI), en virtud de la analogía constitutiva del macrocosmo y del microcosmo, el proceso iniciático reproduce rigurosamente el proceso cosmogónico. Agregaremos que, de modo general, lo propio de toda interpretación verdaderamente iniciática es no ser jamás exclusiva, sino, al contrario, comprender sintéticamente en sí todas las demás interpretaciones posibles; por eso el simbolismo, con sus múltiples sentidos superpuestos, es el medio de expresión normal de toda verdadera enseñanza iniciática.

Con esta misma explicación, el sentido de las cuatro rectas dispuestas en forma de cruz que vinculan los tres recintos se hace inmediatamente bien claro: son por cierto canales, por medio de los cuales la enseñanza de la doctrina tradicional se comunica de arriba abajo, a partir del grado supremo que es su depositario, y se reparte jerárquicamente a los demás grados. La parte central de la figura corresponde, pues, a la "fuente de enseñanza" de que hablan Dante y los "Fieles de Amor" [Véase nuestro artículo en V. I., febrero de 1929.], y la disposición crucial de los cuatro canales que parten de ella los identifica con los cuatro ríos del Pardés. [OS TRÊS MUNDOS NA DIVINA COMÉDIA]

Ananda Coomaraswamy

Debido a la separación del Cielo y de la Tierra, se distinguen los «Tres Mundos»; el Mundo intermediario (antariksha) proporciona el espacio etérico (akasha) en el que pueden nacer las inhibidas posibilidades de manifestación finita, de acuerdo con sus diferentes naturalezas. De esta primera substancia etérica se derivan en sucesión el aire, el fuego, el agua y la tierra; y de estos cinco Seres elementales (bhutani), combinados en diversas proporciones, se forman los cuerpos inanimados de las criaturas; cuerpos en los que entra el Dios para despertarlos, dividiéndose a sí mismo a fin de llenar estos mundos y de devenir los «Distintos Dioses», sus hijos. Estas Inteligencias son la hueste de los «Seres» (bhutagana) que operan en nosotros, unánimemente, como nuestra «alma elemental» (bhutatman), o sí mismo consciente; es decir, lo que se llama nuestros «sí mismos», ciertamente, pero ahora mortales e inespirituales (anatmya, anatman), ignorantes de su Sí mismo inmortal (atmanam ananuvidya, anatmajña), y que han de distinguirse de las deidades Inmortales que ya han devenido lo que son por su «mérito» (arhana), y a quienes se llama «Arhats» (= «Dignidades»). Por medio de las deidades mundanales y perfectibles, y de la misma manera que un Rey recibe tributo (balim ahr) de sus súbditos, la Persona en el corazón, nuestro Hombre Interior, que es también la Persona en el Sol (MU.VI.1, 2), obtiene el alimento (anna, ahara), tanto físico como mental, con el que debe subsistir cuando él procede desde el ser al devenir. Y debido a la simultaneidad de su presencia dinámica a todos los devenires pasados y futuros, los poderes emanados que trabajan en nuestra consciencia pueden considerarse como el soporte temporal de la providencia (prajñana) y omnisciencia (sarvajñana) atemporal del Espíritu solar. No que este mundo sensible de eventos sucesivos, determinados por causas mediatas (karma, adrshta, apurva), sea la fuente de su conocimiento, sino más bien que este mundo mismo es la consecuencia de la presenciación, por el Espíritu, «de la diversificada pintura del mundo pintada por él mismo sobre el vasto lienzo de sí mismo». No es por medio de este Todo como él se conoce a sí mismo, sino que es por su conocimiento de sí mismo como él deviene este Todo. Conocer-le por este Todo pertenece sólo a nuestra manera inferencial de conocer. [HINDUÍSMO E BUDISMO]

Jean Borella

No NT as noções associadas a três mundos estão ligadas ao simbolismo do Céu, do Ar ou da Atmosfera e da Terra. É assim que São Paulo   fala do «príncipe do poder do ar» (Ef II,2). Os demônios pertencem ao mundo sutil, o qual é simbolizado pela Atmosfera. Mas este mundo do ar não é somente habitado por espíritos maus. Pode-se aí ver também o domínio das forças cósmicas, que são nossa natureza sutil. É o sentido da expressão: «os elementos do mundo» que se encontra na Epístola aos Colossenses (Col II,8), em outra parte (Fil II,10), Paulo utiliza a tríade: Céus, Terra, Infernos... Os Infernos aqui não designam a estada dos danados, mas a estada dos mortos.

A identidade dos «infernos» com o Ar (ou região intermediária) aparece claramente se se faz uma aproximação com textos de Fílon   de Alexandria: «o ar (o espaço compreendido entre a terra e a esfera da lua) é a morada das almas incorporais. Mas estas almas, Fílon as chama também «demônios», entendendo por isso não somente os seres sutis submetidos ao diabo, mas também certas categorias de anjos inferiores: «aqueles que os filósofos chamam daimones, Moisés tem costume de chamá-los anjos e são almas que voam no ar». Assim se vê que a denominação de demônio não tem sempre um sentido pejorativo.

Os anjos propriamente ditos habitam os Céus, e correspondem às essências do «lugar inteligível» de Platão, assim como os deuses das religiões não abraâmicas. Eis aí o ensinamento universal da Bíblia  . Para muitos comentadores judeus eles foram criados no Segundo Dia, o que corresponde à partilha das Águas primordiais e portanto à criação-distinção das Águas Superiores. Estes anjos são por vezes designados em São Paulo, por exemplo, dos mesmo nomes que os demônios maus: poderes, principados, retores do mundo (das trevas). Mas o AT não os distingue sempre, pelo menos nominalmente. [OS TRÊS MUNDOS]

Henry Corbin

Nossos autores nos repetem incansavelmente que há três mundos: 1. O mundo inteligível puro (alam aqli), designado teosoficamente como o Jabarut ou mundo das puras inteligências querubínicas. 2. O mundo imaginal (alam mathali) designado teosoficamente também como o Malakut, o mundo da Alma e das almas. 3. O mundo sensível (alam hissi) que é o «domínio» (Molk) das coisas materiais. Correlativamente, as Formas do Ser e do Conhecer respectivamente próprias a cada um destes três mundos são designadas tecnicamente como: 1. As Formas inteligíveis (sowar aqliya). 2. As Formas imaginais (sowar mithaliya). 3. As Formas sensíveis (sowar hissiya), aquelas que caem sob a percepção dos sentidos. O léxico francês que se encontrará ao longo deste livro, é assim de uma precisão rigorosa e «adere» estreitamente aos termos técnicos árabes utilizados, eles também, em persa. [SOHRAVARDI  ]