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montanha / montaña / ὄρος / oros / Alburz / Albordj / Grande Montanha / Hara-Berezaiti / Montanha dos Deuses / Montanha Branca / Kaf / Câf / Qaf

  

Vicenza

A Montanha é frequentemente utilizada para representar, simbolicamente, o lugar de estadia do Centro Espiritual, a estadia mesmo de Deus, aí onde, visitando o Mundo ele se revela aos homens. Do Monte Meru nos hindus, ao Albordj dos persas, ao Qaf dos árabes, passando pelo Montsalvat que intervém na Lenda do Graal, ou o Olimpo nos gregos, é uma idêntica representação do Polo, da região sagrada e divina.

Isto explica facilmente porque, de todos os símbolos "axiais" ou "polares", com a Árvore, a Montanha é certamente o mais representativo, o mais característico. A Montanha, cujo Triângulo dá simbolicamente a imagem, é considerada como o deus da Verdade (Satya-Loka), seu topo sendo o ponto de contato entre a Terra e o Céu, o lugar da passagem entre os estados humanos e supra-humanos, o acesso aos estados superiores do ser. [Dictionnaire de René Guénon]

Ananda Coomaraswamy

Guha, «caverna», con respecto a la «montaña (girih √ gr., tragar) de Brahma», nuestra alma elemental, compuesta de ojo, oído, mente, habla y olfato, en la cual Brahma está «tragado» (Aitareya Aranyaka II.1.4). Esta concepción es la misma que la del «entumbamiento» del alma en el cuerpo (Fedro   250C; Enéadas IV.8.3; Filón  , De Opificio mundi 108, etc.), o macrocósmicamente en el «corazón» de la montaña del mundo; en ambos sentidos la «caverna» es la misma que la de Platón (República  , cap. 7). Además, la imagen de la «caverna», en la que la deidad está «sedente» o «depositada» (nisidam, nihitam) y que habita (pravisya) como su mansión (brahma-sala), subyace en el simbolismo del tesoro enterrado (nidhi) y de los «depósitos» (dhatu) minerales, y también de la excavación y de la minería (Maitri Upanishad   VI.28). Cf. René Guénon, «La Montaña y la Caverna», Études Traditionelles XLIII (1938). Nuevamente, debido a la correspondencia del «centro» con la «sumidad», hay una interpretación análoga de la escalada de la montaña; los poderes radiantes del alma son otras tantas vías que convergen hacia la cima de la montaña (ad eminentiam mentis, en las palabras de San Buenaventura  , que asimila igualmente mons a mens), por las cuales vías el Comprehensor puede alcanzar su fuente (Jaiminiya Upanishad Brahmana I.30.1) —escalando la «pendiente» (ucchrayam, √ ud-sri, Jaiminiya Upanishad Brahmana I.5.7; cf. ucchrayi, un plano inclinado, el lado de un triángulo o de una pirámide) que corresponde al anodos platónico y hermético. De todas las vías que conducen a la sumidad de la montaña, las de la vida activa están en sus pendientes exteriores y la de la vida contemplativa es un ascenso interior y vertical, mientras que el punto en el que todas se encuentran es un único y mismo punto. [SOPROS E CANAIS]

Henry Corbin

El libro mazdeísta del Génesis (Bundahishn) nos describe la formación de las montañas con un rasgo sorprendente: ante el ataque de las Potencias demoníacas de Ahriman, la Tierra fue víctima de un temblor y se estremeció de horror y rebeldía. La Tierra erigió sus montañas para ofrecer una muralla, y surgió en primer lugar la poderosa cadena de montañas que la rodea, llamada en el Avesta "Hara berezaiti". Etimológicamente es el persa Alburz, y es el nombre que actualmente tiene la cadena montañosa que bordea el norte de Irán, de oeste a este; y es allí también entre las cimas y las altas llanuras internas de esta cadena, donde la tradición sasánida situó los distintos episodios de la historia sagrada del zoroastrismo. Por esta razón podemos dejar de lado toda discusión de topografía material positiva para considerar tan sólo la Imagen, la Forma imaginal en tanto que órgano de percepción, y tal como se percibe a través de una psico-geografía, de una geografía imaginal.

Es evidente que estamos muy lejos de la visión común y de las evidencias positivas. El Alburz no ha dejado de crecer durante ochocientos años: doscientos años hasta la pausa de las estrellas, doscientos años hasta la de la Luna, doscientos años hasta la del Sol, doscientos años hasta la de las Luces infinitas. Éstos son los cuatro grados del Cielo mazdeísta. El Alburz es en realidad la montaña cósmica, erigida por el supremo esfuerzo de la Tierra para no separarse del Cielo. Es "la montaña resplandeciente ... donde no hay noche ni tinieblas, ni enfermedad con mil muertos, ni infección creada por los demonios" . Allí se encuentran palacios divinos creados por los Arcángeles. Todas las demás montañas proceden de ella, como un árbol gigantesco que crece y extiende sus raíces, de las que surgirán otros árboles. El sistema montañoso forma pues una red en la que cada cumbre traba un nudo. Ante su enumeración (se ha aludido a una cifra de 2.244), se ha tratado de identificarlas, unas como "reales", otras como "míticas". De unas y otras digamos más bien que lo único que se nos muestra con certeza es su Forma imaginal, la Imago, órgano y forma de visión a la vez en el mundus imaginalis. [CorbinCETC]

Guénon

Existe, pues, una relación estrecha entre la montaña y la caverna, en cuanto una y otra se toman como símbolos de los centros espirituales, como lo son también, por razones evidentes, todos los símbolos, "axiales" o "polares", de los cuales uno de los principales es precisamente la montaña. Recordaremos que, a este respecto, la caverna debe considerarse situada bajo la montaña o en su interior, de modo de encontrarse igualmente sobre el eje, lo que refuerza aún el vínculo existente entre ambos símbolos, en cierto modo complementarios entre sí. Es preciso, empero, advertir también, para "situarlos" exactamente uno respecto del otro, que la montaña tiene carácter más "primordial" que la caverna: ello resulta del hecho de que es visible en el exterior, de que es inclusive, podría decirse, el más visible de todos los lugares, mientras que, al contrario, la caverna es, según lo hemos dicho, un lugar esencialmente oculto y cerrado. Puede fácilmente deducirse que la representación del centro primordial por la montaña corresponde propiamente al período originario de la humanidad terrestre, durante el cual la verdad era íntegramente accesible a todos (de donde el nombre de Satya-Yuga (’período de la verdad’), y la cúspide de la montaña es entonces el Satya-Loka o ‘lugar de la verdad’); pero, cuando a consecuencia de la marcha descendente del ciclo esa verdad no estuvo ya sino al alcance de una minoría más o menos restringida (lo que coincide con los comienzos de la iniciación entendida en su sentido más estricto) y se hizo oculta para la mayoría de los hombres, la caverna fue un símbolo más apropiado para el centro espiritual y, por consiguiente, para los santuarios iniciáticos que son su imagen. Por tal cambio, el centro, podría decirse, no abandonó la montaña, sino que se retiró solamente de la cúspide al interior; por otra parte, ese mismo cambio es en cierto modo una "inversión" por la cual, según lo hemos explicado en otro lugar, el "mundo celeste" (al cual se refiere la elevación de la montaña por sobre la superficie terrestre) se convirtió en cierto sentido en el "mundo subterráneo" (aunque en realidad no sea él el que cambió, sino las condiciones del mundo exterior, y por lo tanto su relación con éste); y esa "inversión" se encuentra figurada por los esquemas respectivos de la montaña y la caverna, que expresan a la vez su mutua complementariedad. [A MONTANHA E A CAVERNA]

Pierre Gordon

No Irã, a Grande Montanha se denomina o Hara-Berezaiti, que veio a ser por transformação fonética, o Albordj dos parses, e o Berecyntho da Frígia. Um dos mais antigos capítulos dos livros atribuídos a Zoroastro a chama Airyana Vaedja. Ela é o ponto de partida da humanidade e o onfalos ou o Polo do Mundo. Ao redor dela, se movem o sol e os planetas. Dele borbulha uma fonte divina, Ardvi-Shoura, mãe de todas as águas. Esta fonte forma a princípio um lago, no meio do qual cresce a Árvore de Vida. Aí se situa a morada de Ahura-Mazda. Daí as águas descem para a terra em quatro grandes correntes, que se dirigem para as quatro regiões do espaço. Estas correntes são postas em relação com os quatro cavalos atrelados ao carro da Mãe da fonte santa (Ardvi-Shoura-Anahita): Encontramos assim os homens-animais do neolítico.


O aspecto iniciático do grande ritual diluviano se desvenda claramente enquanto servia de preâmbulo às cerimônias da iniciação. Assinalava porque uma montanha (mais raramente uma ilha) era santa; aí tinha se situado, depois da grande catástrofe, a arca ou cofre da salvação; daí partiu a recriação espiritual da humanidade. Os novos iniciados tomavam assim de idade em idade, sobre a colina sacralizada pelo ancestral iniciador, o lugar dos antigos iniciados. Eles beneficiavam dos mesmos ritos e se impregnavam da mesma substância divina. A altitude santa local, onde se imobilizou, para um povo determinado, o vaso guardador de radiância, se tornou, desde então, o polo eterno do mundo; ela se identificava ontologicamente com a grande Montanha primordial, constituída pelo renovador da teocracia; em todos os países, os novos iniciados participavam da mesma liturgia e se unificavam na mesma energia sobrenatural. Este ritual diluviano foi um dos mais grandiosos que nossa espécie conheceu. [...] Enquanto a primeira teocracia foi aquela da Ilha nórdica, a segunda teocracia foi aquela da Montanha, e teve sua sede muito mais ao sul e a leste: ela se instalou neste canto do globo muito provavelmente nos últimos séculos do quinto milênio antes da era cristã. Ela desfrutou de um prestígio incomparável. A Montanha dos Deuses, a Montanha Branca, a Grande Montanha, não é ignorada de nenhuma tradição, e seu papel na Imagem do Mundo foi insigne. É ela que se tornou o polo fixo do universo, o lugar transcendente onde a terra se unia ao céu. Os dirigentes da teocracia neolítica foram os deuses por excelência da antiguidade. Foram eles que reorganizaram a Ilha Sagrada do noroeste, aí delegando um dos seus (aquele que a Grécia clássica conheceu sob a denominação de Poseidon). Eles beneficiaram de um culto tanto mais fervoroso quanto a propagação dos ritos divinizadores eles associaram à difusão da agricultura e o pastoreio. Todos os povos antigos fizeram, a justo título, ascender a eles sua civilização, suas artes, suas técnicas, assim como seus costumes religiosos. Tudo, na antiguidade, data deles, É somente por seu intermédio que é possível perceber o período paleolítico antecedente.

Todas as montanhas divinas do globo são filiais da Grande Montanha neolítica, onde se estabeleceu a segunda teocracia. Esta Montanha mãe se situava na região armeniana e caucasiana: as tradições egípcias, bíblicas, caldaicas, gregas e nórdicas concordam sobre este ponto; a epopeia de Gilgamesh, principalmente, prova.

Durante milênios, a altitude sagrada, onde tinha «desembarcado» o ancestral iniciador (v. Noé), se confundiu com o santuário. O templo, no início, não foi senão a colina ela mesma. Por vezes, formando terraços em seus flancos, onde se praticava o primeiro trabalho do solo como obra litúrgica: o ancestral revelou, com efeito, ao mesmo tempo que os ritos iniciáticos, a cultura ritual de um cereal e da vinha. A primeira pirâmide egípcia de Saqqara, tem sua origem em uma montanha-templo deste tipo, da qual oferece a esquematização: eis porque ela é em degraus. Na Índia, na Birmânia, no Camboja, em Java, na Insulíndia, em toda a Ásia do Sudeste, em China, no Japão, no México, no Peru, em todos os Índios da América pré-colombiana, e na Polinésia, a montanha-templo é igualmente o princípio da arquitetura.

A Montanha santa é frequentemente designada pelo tema-raiz KBR (com mutações KBL, KBS, KPS, etc.), assim se chegando a denominação Cabiros. [Excertos de Pierre Gordon  , A IMAGEM DO MUNDO NA ANTIGUIDADE]

Qaf, Kaf, Câf

O Kaf tem significado semelhante ao monte Meru dos hindus, ao Alborj dos persas e ao Olimpo grego: uma região que, como o Paraíso terrestre, tornou-se inacessível à humanidade comum. Simbolicamente é tanto o centro do mundo como os seus limites; é, portanto, ao mesmo tempo um monte e uma cadeia de montanhas que circunda o mundo e limita os dois horizontes. Conforme a tradição, para chegar-se ao Kaf é necessário atravessar os sete oceanos, isto é, o mundo inteiro. Geograficamente identificado ao Cáucaso pelos povos orientais, representa essencialmente o eixo fixo em torno do qual realiza-se a revolução de todas as coisas, (v. René Guénon, O Rei do mundo, edições 70, Lisboa, pág. 51). [AttarCP  :Nota, Machado & Rizek)


Câf, montagne mystérieuse très élevée et située à l’est de l’Iran ou dans les hautes montagnes de l’ouest Iranien — Caucase. [Garcin de Tassy  ]