Página inicial > René Guénon > HDV: pies

HDV: pies

quinta-feira 1º de fevereiro de 2024

  

Esta última precisión trae consigo otra: en oriente, las doctrinas tradicionales tienen siempre la enseñanza oral como modo de transmisión regular, y eso incluso en el caso donde han sido fijadas en textos escritos; ello es así por razones profundas, ya que no es solo palabras lo que debe ser transmitido, sino que es sobre todo la participación efectiva en la tradición la que debe asegurarse. En estas condiciones, no significa nada decir como Max Müller y otros orientalistas, que la palabra Upanishad   designa el conocimiento obtenido "sentándose a los pies de un preceptor"; esta denominación, si tal fuera su sentido, convendría indistintamente a todas las partes del Vêda; y por lo demás ésa es una interpretación que jamás ha sido propuesta ni admitida por ningún hindú competente. En realidad, el nombre de las Upanishads indica que están destinadas a destruir la ignorancia proporcionando los medios de aproximación al Conocimiento supremo; y, si no se trata más que de aproximación a éste, es porque, en efecto, éste es rigurosamente incomunicable en su esencia, de suerte que nadie puede alcanzarle de otro modo que por sí mismo. 30 HDV I

En cuanto a la palabra indriya, significa propiamente "poder", lo que es también el sentido primero de la palabra "facultad"; pero, por extensión, su significación, como ya lo hemos indicado, comprende a la vez la facultad y su órgano corporal, cuyo conjunto se considera como constituyendo un instrumento, ya sea de conocimiento (buddhi o jn  âna, tomándose aquí estos términos en su acepción más amplia), o ya sea de acción (Karma), y que se designan así con una sola y misma palabra. Los cinco instrumentos de sensación son: las orejas o el oído (shrotra), la piel o el tacto (twach), los ojos o la vista (chakshus), la lengua o el gusto (rasana), la nariz o el olfato (ghrâna), que son enumerados así en el orden del desarrollo de los sentidos, que es el de los elementos (bhûtas) correspondientes; pero, para exponer en detalle esta correspondencia, sería necesario tratar completamente las condiciones de la existencia corporal, lo que no podemos hacer aquí. Los cinco instrumentos de acción son: los órganos de excreción (pâyu), los órganos generadores (upastha), las manos (pâni), los pies (pâda) y finalmente la voz o el órgano de la palabra (vâch) (Este término vâch es idéntico al latín vox.), que se enumera el décimo. El manas debe considerarse como el undécimo, que comprende por su propia naturaleza la doble función, puesto que sirve a la vez a la sensación y a la acción, y que, por consiguiente, participa en las propiedades de los unos y de los otros, que centraliza en cierto modo en sí mismo (Mânava-Dharma-Shâstra, 2º Adhyâya, shlokas 89 a 92.). 140 HDV VIII

Por lo que acaba de decirse, se puede comprender cómo es menester entender los siete miembros de los que se habla en el texto de la Mandûkya Upanishad, y que son las siete partes principales del cuerpo "macrocósmico" de Vaishwânara: 1º, el conjunto de las esferas luminosas superiores, es decir, de los estados superiores del ser, pero considerados aquí únicamente en sus relaciones con el estado de que se trata especialmente, se compara a la parte de la cabeza que contiene el cerebro, el cual, en efecto, corresponde orgánicamente a la función "mental", que no es más que un reflejo de la Luz inteligible o de los principios supraindividuales; 2º, el Sol y la Luna, o más exactamente los principios representados en el mundo sensible por estos dos astros (Aquí nos acordaremos de las significaciones simbólicas que tienen también, en occidente, el Sol y la Luna en la tradición hermética y en las teorías cosmológicas que los alquimistas han basado sobre ésta; ni en un caso ni en el otro, la designación de estos astros debe tomarse literalmente. Debe destacarse por lo demás que el presente simbolismo es diferente de aquel al que hemos hecho alusión precedentemente, y en el que el Sol y la Luna corresponden respectivamente al corazón y al cerebro; serían menester todavía largos desarrollos para mostrar cómo estos diversos puntos de vista se concilian y se armonizan en el conjunto de las concordancias analógicas. ), son los dos ojos; 3º, el principio ígneo es la boca [NA: Ya hemos anotado que Vaishwânara es a veces un nombre de Agni, que entonces se considera sobre todo como calor animador, y por consiguiente, en tanto que reside en los seres vivos; tendremos todavía la ocasión de volver de nuevo sobre ello más adelante. Por otra parte, mukhya-prâna es a la vez el soplo de la boca (mukha) y el acto vital principal (es en este segundo sentido como los cinco vayûs son sus modalidades); y el calor está íntimamente asociado a la vida misma.]; 4º, las direcciones del espacio (dish) son las orejas (Se notará la relación muy destacable que presenta esto con el papel fisiológico de los canales semicirculares.); 5º, la atmósfera, es decir, el medio cósmico del que procede el "soplo vital" (prâna), corresponde a los pulmones; 6º, la región intermediaria (Antarisksha) que se extiende entre la Tierra (Bhû o Bhûmi) y las esferas luminosas o los Cielos (Swar o Swarga), región considerada como el medio donde se elaboran las formas (todavía potenciales en relación al estado grosero), corresponde al estómago [NA: En un cierto sentido, la palabra Antariksha comprende también la atmósfera, considerada entonces como medio de propagación de la luz, importa destacar, por lo demás, que el agente de esta propagación no es el aire (Vâyu), sino el Éter (Âkâsha). Cuando se transponen los términos para hacerlos aplicables a todo el conjunto de los estados de la manifestación universal, en la consideración del Tribhuvana, Antariksha se identifica a Bhuvas, que se designa ordinariamente como la atmósfera, pero tomando esta palabra en una acepción mucho más extensa y menos determinada que precedentemente. — Los nombres de los tres mundos, Bhû, Bhuvas y Swar, son los tres vyâhritis, palabras que se pronuncian habitualmente después del monosílabo Om en los ritos hindúes de la sandhyâ-upâsanâ (meditación repetida por la mañana, al mediodía y por la tarde). Se observará que los dos primeros de estos tres nombres tienen la misma raíz, porque se refieren a modalidades de un mismo estado de existencia, el de la individualidad humana, mientras que el tercero representa, en esta división, el conjunto de los estados superiores.]; 7º, finalmente, la Tierra, es decir, en el sentido simbólico, la conclusión en acto de toda la manifestación corporal, corresponde a los pies, que se toman aquí como el emblema de toda la parte inferior del cuerpo. Las relaciones de estos diversos miembros entre ellos y sus funciones en el conjunto cósmico al que pertenecen son análogas (pero no idénticas bien entendido) a las de las partes correspondientes del organismo humano. Se observará que aquí no se trata del corazón, porque su relación directa con la Inteligencia universal le coloca fuera del dominio de las funciones propiamente individuales, y porque esta "morada de Brahma" es verdaderamente el punto central, tanto en el orden cósmico con en el orden humano, mientras que todo lo que es de la manifestación, y sobre todo de la manifestación formal, es exterior y "periférico", si puede expresarse así, al pertenecer exclusivamente a la circunferencia de la "rueda de las cosas". 193 HDV XII

"Vigilia, sueño, sueño profundo, y lo que está más allá, tales son los cuatro estados de Âtmâ; el más grande (mahattara) es el Cuarto (Turîya). En los tres primeros, Brahma reside con uno de sus pies; tiene tres pies en el último" (Maitri Upanishad  , 7º Prapâthaka, shruti 11.). Así, las proporciones establecidas precedentemente desde un cierto punto de vista, se encuentran invertidas desde otro punto de vista: de los cuatro "pies" (pâdas) de Âtmâ, los tres primeros, en cuanto a la distinción de los estados, no son más que uno en cuanto a la importancia metafísica, y el último es tres por sí mismo solo bajo la misma relación. Si Brahma no fuera "sin partes" (akhanda), se podría decir que solo un cuarto de Él está en el Ser (comprendido ahí todo lo que depende de él, es decir, la manifestación universal de la que él es el principio), mientras que Sus otros tres cuartos están más allá del Ser (Pâda, que significa "pie", significa también "cuarto".). Estos tres cuartos pueden considerarse de la manera siguiente: 1º, la totalidad de las posibilidades de manifestación en tanto que no se manifiestan, y por consiguiente en el estado absolutamente permanente e incondicionado, como todo lo que es del "Cuarto" (en tanto que se manifiestan, pertenecen a los dos primeros estados; en tanto que "manifestables", al tercero, principial en relación a éstos); 2º, la totalidad de las posibilidades de no manifestación (de las que no hablamos en plural más que por analogía, ya que están evidentemente más allá de la multiplicidad, e incluso más allá de la unidad); 3º, finalmente, el Principio Supremo de unas y de las otras, que es la Posibilidad Universal, total, infinita y absoluta (De una manera análoga, al considerar los tres primeros estados, cuyo conjunto constituye el dominio del Ser, se podría decir también que los dos primeros no son más que un tercio del Ser, puesto que contienen solo la manifestación formal, mientras que el tercero es dos tercios él solo, puesto que comprende a la vez la manifestación informal y el Ser no manifestado. — Es esencial destacar que solo las posibilidades de manifestación entran en el dominio del Ser, considerado incluso en toda su universalidad.). 235 HDV XV