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HDV: pâdas

quinta-feira 1º de fevereiro de 2024

  

"Lo que fue, lo que es y lo que será, todo es verdaderamente Omkâra (el Universo principialmente identificado a Brahma, y, como tal, simbolizado por el monosílabo sagrado Om); y toda otra cosa, que no está sometida al triple tiempo (trikâla, es decir, la condición temporal considerada bajo sus tres modalidades de pasado, de presente y de futuro), es también verdaderamente Omkâra. Ciertamente, este Âtmâ (de quien todas las cosas no son más que la manifestación), es Brahma, y este Âtmâ (en relación a los diversos estados del ser) tiene cuatro condiciones (pâdas, palabra que significa literalmente "pies"); en verdad todo esto es Brahma" (Mândûkya Upanishad  , shrutis 1 y 2.). 167 HDV X

Para la descripción detallada de estos estados, no tenemos más que remitirnos al texto de la Mândukya Upanishad, cuyo comienzo ya hemos citado más atrás, a excepción no obstante de una frase, la primera de todas, que es ésta: "Om, esta sílaba (akshara) [NA: La palabra akshara, en su acepción etimológica, significa "indisoluble" o "indestructible"; si la sílaba se designa con esta palabra, es porque es ella (y no el carácter alfabético) lo que se considera como constituyendo la unidad primitiva y el elemento fundamental del lenguaje; toda raíz verbal es por lo demás silábica. La raíz verbal se llama en sánscrito dhâtu, palabra que significa propiamente "semilla", porque, por las posibilidades de modificaciones múltiples que conlleva y encierra en sí misma, es verdaderamente la semilla cuyo desarrollo da nacimiento al lenguaje todo entero. Se puede decir que la raíz es el elemento fijo o invariable de la palabra, que representa su naturaleza fundamental inmutable, y al cual vienen a agregarse elementos secundarios y variables, que representan accidentes (en el sentido etimológico) o modificaciones de la idea principal.] es todo lo que es; su explicación sigue". El monosílabo sagrado Om, en el que se expresa la esencia del Vêda (Ver Chhândogya Upanishad, 1er Prapâthaka, 1er Khanda, y 2º Prapâthaka, 23º Khanda; Brihad-Arannyaka Upanishad, 5º Adhyâya, 1er Brâhmana, shruti 1.), se considera aquí como el símbolo ideográfico de Âtmâ; y, del mismo modo que esta sílaba, compuesta por tres caracteres (mâtras, siendo estos caracteres a, u y m, de los cuales los dos primeros se contractan en o) (En sánscrito, la vocal o está en efecto formada por la unión de a + u, del mismo modo que la vocal ê está formada por la unión de a + i. — En árabe también, las tres vocales a, i y u se consideran como las únicas fundamentales y verdaderamente distintas.), tiene cuatro elementos, de los que el cuarto, que no es otro que el monosílabo mismo considerado sintéticamente bajo su aspecto principial, es "no expresado" por un carácter (amâtra), puesto que es anterior a toda distinción en el "indisoluble" (akshara), así también Âtmâ tiene cuatro condiciones (pâdas), de las cuales la cuarta no es ciertamente ninguna condición especial, sino que es Âtmâ considerado en Sí mismo, de una manera absolutamente trascendente e independiente de toda condición, y que, como tal, no es susceptible de ninguna representación. Vamos ahora a exponer sucesivamente lo que se dice, en el texto al que nos referimos, de cada una de estas cuatro condiciones de Âtmâ, partiendo del último grado de la manifestación, y remontando hasta el estado supremo, total e incondicionado. 180 HDV XI

"Vigilia, sueño, sueño profundo, y lo que está más allá, tales son los cuatro estados de Âtmâ; el más grande (mahattara) es el Cuarto (Turîya). En los tres primeros, Brahma reside con uno de sus pies; tiene tres pies en el último" (Maitri Upanishad  , 7º Prapâthaka, shruti 11.). Así, las proporciones establecidas precedentemente desde un cierto punto de vista, se encuentran invertidas desde otro punto de vista: de los cuatro "pies" (pâdas) de Âtmâ, los tres primeros, en cuanto a la distinción de los estados, no son más que uno en cuanto a la importancia metafísica, y el último es tres por sí mismo solo bajo la misma relación. Si Brahma no fuera "sin partes" (akhanda), se podría decir que solo un cuarto de Él está en el Ser (comprendido ahí todo lo que depende de él, es decir, la manifestación universal de la que él es el principio), mientras que Sus otros tres cuartos están más allá del Ser (Pâda, que significa "pie", significa también "cuarto".). Estos tres cuartos pueden considerarse de la manera siguiente: 1º, la totalidad de las posibilidades de manifestación en tanto que no se manifiestan, y por consiguiente en el estado absolutamente permanente e incondicionado, como todo lo que es del "Cuarto" (en tanto que se manifiestan, pertenecen a los dos primeros estados; en tanto que "manifestables", al tercero, principial en relación a éstos); 2º, la totalidad de las posibilidades de no manifestación (de las que no hablamos en plural más que por analogía, ya que están evidentemente más allá de la multiplicidad, e incluso más allá de la unidad); 3º, finalmente, el Principio Supremo de unas y de las otras, que es la Posibilidad Universal, total, infinita y absoluta (De una manera análoga, al considerar los tres primeros estados, cuyo conjunto constituye el dominio del Ser, se podría decir también que los dos primeros no son más que un tercio del Ser, puesto que contienen solo la manifestación formal, mientras que el tercero es dos tercios él solo, puesto que comprende a la vez la manifestación informal y el Ser no manifestado. — Es esencial destacar que solo las posibilidades de manifestación entran en el dominio del Ser, considerado incluso en toda su universalidad.). 235 HDV XV

La continuación de la Mândûkya Upanishad se refiere a la correspondencia del monosílabo sagrado Om y de sus elementos (mâtrâs) con Âtmâ y sus condiciones (pâdas); indica, por una parte, las razones simbólicas de esta correspondencia, y, por otra parte, los efectos de la meditación, que se apoyan a la vez sobre el simbolismo y sobre lo que representa, es decir, sobre Om y sobre Âtmâ, puesto que el primero desempeña el papel de "soporte" para obtener el conocimiento del segundo. Vamos ahora a dar la traducción de esta última parte del texto; pero no nos será posible acompañarla de un comentario completo, que nos alejaría demasiado del tema del presente estudio. 249 HDV XVI