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quinta-feira 25 de janeiro de 2024

  

São João da Cruz: KAROL WOJTYLA   — O QUE É A UNIÃO DA ALMA COM DEUS - SUBIDA II 5

Dom Columba Marmion: UNIÃO


René Guénon: ÉTER NO CORAÇÃO

El Principio divino, por otra parte, se considera como residente también, en cierto modo, en el centro de todo ser, lo que está en conformidad con lo que dice San Juan cuando habla de "la Luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo"; pero esta "presencia divina", asimilable a la Shekinah hebrea, no puede ser sino virtual, en el sentido de que el ser puede no tener conciencia actual de ella; esa presencia no se hace plenamente efectiva para ese ser sino cuando éste ha tomado conciencia y la ha "realizado" por la "Unión", entendida en el sentido del sánscrito yoga. Entonces ese ser sabe, por el más real e inmediato de los conocimientos, que "el atman que reside en el corazón" no, es simplemente el jivatma, el alma individual y humana, sino que es también el atman absoluto e incondicionado, el Espíritu universal y divino, y que uno y otro, en ese punto central, están en un contacto indisoluble y, por otra parte, inexpresable, pues en verdad no son sino uno, como, según las palabras de Cristo, "mi Padre y yo somos uno". Quien ha llegado efectivamente a ese conocimiento, ha alcanzado verdaderamente el centro, y no solo el suyo propio sino también, por eso mismo, el centro de todas las cosas; ha realizado la unión de su corazón con el "Sol espiritual" que es el verdadero "Corazón del Mundo". El corazón así considerado es, según las enseñanzas de la tradición hindú, la "Ciudad divina" ( Brahma-pura ); y ésta se describe, según lo hemos ya indicado anteriormente, en términos semejantes a los que el Apocalipsis aplica a la "Jerusalén Celeste" que es también, en efecto, una de las figuraciones del "Corazón del Mundo".

Frithjof Schuon  : O ESOTERISMO COMO PRINCÍPIO E COMO VIA
Como no Paraíso dos monoteístas semíticos, os eleitos participam intimamente, em vários graus, da natureza da Divindade, segundo o princípio "união sem confusão"; é a unio mystica, mas a criatura continua criatura. Aliás, isso é verdadeiro também para o não-dualismo shankariano, na medida em que considera a modalidade estritamente humana, que não pode "se tornar Deus"; "torna-se Deus" somente aquilo que já é, embora esta expressão, em suma contraditória, se revele uma elipse que abrange realidades incomensuráveis.
A união com Cristo implica na identidade com ele; e acrescentaremos que a união com a Virgem implica na identificação com o aspecto de doçura e de infinitude do Logos, pois a shakti do Absoluto é o Infinito; todas as qualidades e prerrogativas de Maria deixam-se reduzir às essências da divina Infinitude.
Em linguagem búdica: Nirvana tornou-se Samsara, a fim de que Samsara se tornasse Nirvana. O Nirvana tornado Samsara é o Buda; para os zenistas a união com o Buda se realiza no Vazio imanente; para os amidistas, ela se realiza no Nome misericordioso do Buda.
O conjunto do ponto, do traço horizontal e do traço vertical é reproduzido pelo círculo, que exprime a união entre a Divindade e sua Força resplandecente, ou entre o Deva e sua Shakti. Se quisermos, é a "Totalidade" divina, enquanto o ponto representa "a Unicidade".

Julius Evola  : THEOSOPHIA PRACTICA
Es interesante resaltar en Gichtel   una mutación del sexo del alma, es decir de la función pasiva en la activa. El antes (I,19) habla del alma como de una novia que suspira desde hace mucho tiempo por el amado Jesús (es la actitud femenina propia del método místico: el alma se ofrece, espera ser casada y fecundada); pero he aquí que luego es ella la que asume el papel del varón frente a la Sophía. Ello es consecuencia de la precedente "fijación" y confirma la mutación de polaridad ya señalado por Abraxa como condición para que la vía húmeda no sea la de la simple devoción, sino que conduzca a una realización efectiva. Sin embargo, si el Yo reviste el papel del varón, es necesario que el mismo mantenga una "pureza", condición para poseer Sophía y no traicionarla como Adán (I 20,22).
De maneira que a alma se eleva à função masculina, ao passo que Jesus, enquanto forma fluidificada da atração mágica da oração, se transfere ao polo feminino. Cremos que aqui não se trata somente de uma simples anfibologia simbólica, mas que aí se oculta uma alusão, mesmo involuntária que seja, a este salto de uma via a outra, que se faz necessário a certo momento, quando a via mística cessa de sê-lo para se reduzir à simples «devoção» da alma que arde diante de uma pura imagem criada por seu mental. Há várias outras passagens onde Gichtel confirma o papel viril da alma face à Sophia.