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modalidades de ato

quinta-feira 25 de janeiro de 2024

  

Johannes B. Lotz
Excertos de "Conceptos fundamentales de filosofía", Hermann Krings, Hans Michael Baumgartnes, Christoph Wild, et alii

2. En correspondência con las formas fundamentales del devenir pueden distinguirse tres modalidades de acto. Aristóteles solamente expuso las dos primeras, mentras que la tercera se trató en la filosofia Cristiana de la edad media.

2.1. En primer lugar encontramos el devenir, por el que el mismo ente, sin perder su identidad, adopta una configuración cada vez diferente, o sea, se cambia. Así del bloque de mármol se hace la estatua, el que estaba sentado se levanta, el ignorante pasa a ser sabedor, del nino sale el hombre maduro. Ahí el ente permanece el mismo y a la vez se hace diferente, lo cual a primera vista parece implicar una contradicción destructora. De aqui sur-gieron las interpretaciones opuestas de Parménides y Heraclito. El primero negó el devenir por su carácter contradictorio o sólo lo admitió como apariencia; el último afirmo la realidad del devenir y se hizo cargo de la contradicción. Aristóteles, por el contrario, supera la contradicción en el concepto de cambio, distinguiendo como dos aspectos lo que permanece idêntico y lo que no permanece idêntico. Lo que cambia permanece idêntico como este ente determinado, que como subsistente en sí subyace a los câmbios y se mantiene en ellos, de modo que es designado mayormente como substancia o sujeto substancial del cambio. Lo que cambia no permanece lo mismo según sus cualidades o determinaciones, que ora son éstas ora aquéllas, que se suplantan mutuamente, por cuanto aparecen y desaparecen de nuevo; por eso se llaman accidentes. Son meras determinaciones del ente, ellas no tienen ninguna realidad autónoma; no son lo que es por uno mismo, sino unicamente aquello por lo que el ente está determinado así o del otro modo; en este sentido no hay nunca un estar sin uno que está o un saber sin uno que sabe. El cambio del ente respecto de sus determinaciones es llamado cambio accidental. En él el acto, por el que el ente como potencia es actuado en este o el otro aspecto, afecta solamente a los accidentes. El ejemplo aristotélico de esta clase de cambio es la transformación de un bloque de mármol en una estatua.

2.2. Representa una segunda forma más radical de cambio aquel tipo de devenir en virtud del cual un ente pasa a ser otro; con lo cual no conserva su identidad, pues en lugar de la esencia anterior se introduce una nueva, distinta de ella. De ahí que en tal caso hablemos de un cambio esencial; y porque este afecta al ente como sujeto substancial, se llama también cambio substancial; aqui no es que un ente se haga diferente, como en el cambio accidental, sino que tal ente pasa a ser simplemente otro. Nos ofrece ejemplos a este respecto sobre todo la asimilación en los seres vivos, por la cual la matéria inorgânica o procedente de organismos extranos se transforma en la propia substancia viva; mientras que el mármol en la estatua permanece mármol, el pan y la carne cuando son asimilados en la aÜmentación no siguen siendo lo que eran, sino que se convierten en el organismo receptor. El proceso opues-to a la asimilación lo observamos en la muerte: lo que hasta ahora era la configuración única del cuerpo humano vivo, sale de la vida humana y desemboca en una colección de matérias inorgânicas.

También en esta clase de devenir pueden distinguirse dos aspectos, en que son análogos a los considerados en el primer tipo de devenir. Las matérias inorgânicas deben designarse como potencia o posibilidad real en cuanto pueden hacerse substancia viva. Con ellas se une el acto como aquel principio que las convierte en substancia viva y constituye el organismo como ser vivo de una determinada especie. Como dicho principio da la vida, se llama principio vital o alma; porque configura el ser vivo como una determinada especie o esencia, se llama forma esencial; y porque pertenece al sustrato substancial del viviente, se llama forma substancial. Junto con la matéria vivificada por él, forma el único todo substancial del viviente.

2.3. El pensamiento griego se ocupo solamente del devenir dentro del cosmos, pero no preguntó por el devenir del cosmos mismo como un todo, que se considera en Grécia como eterno y no originado, aunque recorra fases de evolución; en correspondência con ello se tratan allí solamente los dos tipos de acto comentados hasta ahora. El pensamiento Cristiano formula adicionalmente un concepto de devenir en consonancia con la idea de la creación, el cual afecta precisamente al cosmos como totalidad, de un devenir, por tanto, que no significa una salida del acto a partir del sustrato prévio (potencia), sino el surgimiento del todo sin prévio sustrato alguno o, como se dice, de la nada. A este tipo de devenir corresponde la composición de esencia y existencia, por la que se caracteriza todo lo creado, y en la que la primera fundamenta el qué específico de un ente y la segunda su realidad fáctica. Además la existencia es el acto al que se contrapone la esencia como mera posibilidad o esbozo libre de contradicción y, en este sentido, como potencia. La esencia realizada por la existencia es entonces el sustrato real.