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crânio

quinta-feira 25 de janeiro de 2024

  

Perenialistas
René Guénon: Guenon Cupula Roda - A CÚPULA E A RODA

Por otra parte, mientras que el ushnîsha envuelve la cabeza, el parasol se identifica con la cabeza misma; en su correspondencia "microcosmo - microcósmica", en efecto, representa el cráneo y la cabelos - cabellera; conviene señalar a este respecto que, en el simbolismo de las diversas tradiciones, los cabelos - cabellos representan con mayor frecuencia los rayos luminosos. En la antigua iconografía búdica, el conjunto constituido por las pegadas - huellas de pisadas, el altar o el trono [1] y el parasol, correspondientes respectivamente a la Tierra, al espacio intermedio y al Cielo, figura de modo completo el cuerpo cósmico del Mahâpúrusha u "Homem Universal - Hombre universal" [2]. Asimismo, el domo, en casos como el del stupa - stûpa, es también, en ciertos respectos, una representación del cráneo humano (v. Calvário); y esta observación es particularmente importante en razón de que la abertura por la cual pasa el eje, ya se trate del domo o del parasol, corresponde en el ser humano al Brahmarandhra; hemos de volver más ampliamente sobre este punto.


Observações

[1El trono, en tanto que asiento, es en cierto sentido equivalente a un altar, siendo éste el asiento de Agni; el carro cósmico es también conducido por Agni, o por el Sol, que tiene entonces por asiento la "caja" del carro; y, en cuanto a la relación entre el "Eixo do Mundo - Eje del Mundo" y el antariksha, puede observarse además que, cuando el altar o el hogar se sitúa inmediatamente debajo de la abertura central de la bóveda de un edificio, la "coluna de fumaça - columna de humo" de Agni que se eleva y sale por esa abertura representa el "Eixo do Mundo - Eje del Mundo".

[2Cabe también, a este respecto, referirse a la descripción del cuerpo "macrocosmo - macrocósmico" de Vaiçvànara, en la cual el conjunto de las esferas luminosas celestes se asimila a la parte superior de la cabeza, es decir, a la bóveda craneana (ver Guenon Vigilia - L’Homme et son devenir selon le Vêdânta, cap. XII).