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poder das coletividades

quinta-feira 25 de janeiro de 2024

  

Perenialistas
René Guénon: Guenon Encantamento - SÚPLICA E ENCANTAMENTO

Así pues, se puede considerar cada colectividad como disponiendo, además de los medios de acción puramente materiales en el sentido ordinario de la palabra, es decir, que dependen únicamente del orden corporal, de una fuerza de orden sutil constituida de alguna manera por los aportes de todos sus miembros pasados y presentes, y que, por consiguiente, es tanto más considerable y susceptible de producir efectos tanto más intensos cuanto más antigua sea la colectividad y cuanto mayor sea el número de miembros que la componen [1]; por lo demás, es evidente que esta consideración «cuantitativa» indica esencialmente que se trata en efecto del dominio individual, más allá del cual ya no podría intervenir de ninguna manera. Cada uno de sus miembros, cuando tenga necesidad de ello, podrá utilizar para su provecho una parte de esta fuerza, y para eso le bastará poner su individualidad en armonía con el conjunto de la colectividad de la que forma parte, resultado que obtendrá conformándose a las reglas establecidas por ésta y apropiadas a las diversas circunstancias que pueden presentarse; así, si el individuo formula entonces una petición, es en suma, de la manera más inmediata al menos, a lo que se podría llamar el espíritu de la colectividad (aunque la palabra «espíritu» sea ciertamente impropia en parecido caso, puesto que, en el fondo, sólo se trata de una entidad psíquica) a quien, conscientemente o no, dirigirá esta petición. No obstante, conviene agregar que no todo se reduce únicamente a eso en todos los casos: en el de las colectividades pertenecientes a una forma tradicional auténtica y regular, caso que es concretamente el de las colectividad - colectividades religiosas, y donde la observancia de las reglas de que acabamos de hablar consiste más particularmente en el cumplimiento de algunos ritos, hay además la intervención de un elemento verdaderamente «no humano», es decir, de lo que hemos llamado propiamente una influencia espiritual, pero que aquí debe considerarse, por lo demás, como «descendiendo» al dominio individual, y como ejerciendo su acción en él por medio de la fuerza colectiva en la que toma su punto de apoyo [2].

Observações

[1Esto puede ser verdad incluso para coletividade social - organizaciones profanas, pero es evidente que, en todo caso, éstas no pueden utilizar esta fuerza más que inconscientemente y para resultados de orden exclusivamente corporal.

[2Se puede destacar que, en la doctrina cristiana, el papel de la influencia espiritual corresponde a la acción de la «gracia», y el de la fuerza colectiva a la «comunión de los santos».