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doutrina da unidade

quinta-feira 25 de janeiro de 2024

  

Perenialistas
René Guénon: dom das línguas - DOM DAS LÍNGUAS

Aquel que ha llegado a este punto, es el que ha alcanzado, por un conocimiento directo y profundo (y no sólo teórico o verbal), el fondo idéntico de todas las doctrinas tradicionales, el que ha encontrado, colocándose en el punto central desde donde han emanado, la verdad una que se oculta bajo la diversidad y la multiplicidad de las formas exteriores. En efecto, la diferencia no está nunca más que en la forma y en la apariencia; el fondo esencial es por todas partes y siempre el mismo, porque no hay más que una verdad, aunque tenga aspectos múltiples según los puntos de vista más o menos especiales bajo los cuales se la considera, y porque, como lo dicen los iniciados musulmanes, «la doctrina de la Unidad es única» [1]; pero es menester una variedad de formas para adaptarse a las condiciones mentales de tal o cual país, de tal o cual época, o, si se prefiere, para corresponder a los diversos puntos de vista particularizados que son determinados por esas condiciones; y aquellos que se detienen en la forma ven sobre todo las diferencias, hasta el punto de tomarlas a veces incluso por oposiciones, mientras que ellas desaparecen al contrario para aquellos que van más allá. Seguidamente, éstos pueden redescender a la forma, pero sin ser ya afectados por ella de ninguna manera, y sin que su conocimiento profundo sea modificado por ella en nada; así mismo, pueden realizar, como se sacan las consecuencias de un principio, es decir, procediendo desde arriba hacia abajo, desde lo interior a lo exterior (y es en eso donde la verdadera síntesis es, como ya lo hemos explicado precedentemente, todo lo opuesto del vulgar «sincretismo»), todas las adaptaciones de la doctrina fundamental. Es así como, para retomar siempre el mismo simbolismo, puesto que ya no están obligados a hablar una lengua determinada, pueden hablarlas todas, porque han tomado conocimiento del principio mismo del que todas las lenguas se derivan por adaptación; lo que llamamos aquí las lenguas, son todas las formas tradicionales, religiosas u otras, que no son, en efecto, más que adaptaciones de la gran Tradición primordial y universal, vestiduras diversas de la única verdad. Aquellos que han rebasado todas las formas particulares y han llegado a la universalidad, y que «saben» así lo que los demás sólo «creen», son necesariamente «ortodoxos» al respecto de toda tradición regular; y, al mismo tiempo, son los únicos que puedan llamarse plena y efectivamente «católicos», en el sentido rigurosamente etimológico de esta palabra [2], mientras que los demás no pueden serlo nunca más que virtualmente, por una suerte de aspiración que todavía no ha realizado su objeto, o de movimiento que, aunque está dirigido hacia el centro, no ha llegado a alcanzarle realmente.


Observações

[1En árabe Et-tawhîdu wâhidun.

[2La palabra «católico», tomada así en su acepción original, aparece frecuentemente en los escritos de inspiración más o menos directamente rosacruciana.