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Evola (YP:C1) – Tantra
domingo 20 de março de 2022
En los primeros siglos de la era cristiana, y de manera más clara todavía en los alrededores de la mitad del primer milenio, asistimos a una revolución característica en la región en la que se había desarrollado la gran civilización indo-aria: aparece, se precisa, se afirma y se extiende una corriente espiritual y religiosa que es nueva en relación con los movimientos que prevalecían en el periodo anterior . Todo lo que se llama en general el hinduismo sufrió la influencia de esta corriente y se vio penetrado por ella; se resienten de ello las escuelas de yoga , la especulación posterior a los Upanishads , los cultos de Visnú y de Siva; suscita en el propio budismo una nueva corriente, el Vajrayana (la “Vía del Diamante“ o “del Rayo “). Se asocia, finalmente, por una parte, con las variadas formas de los cultos populares o de las prácticas mágicas, y, por otra parte, con las enseñanzas estrictamente esotéricas o iniciáticas.
A esta nueva corriente le podríamos dar el nombre de tantrismo . Desemboca en una síntesis de todos los movimientos principales de la espiritualidad hindú, coloreándolos con un matiz particular y basando su justificación en una metafísica de la historia . Derivado de la raíz tan, extender, o mejor dicho continuar, desarrollar, Tantra (que ha menudo quería decir simplemente “tratado“, “exposición“) y Agama, término que designa a otros textos pertenecientes a la misma categoría, han terminado por significar “lo que ha procedido“, “lo que ha descendido“. De esta manera se indica que el tantrismo representa una extensión o un desarrollo ulterior de enseñanzas tradicionales contenidas en los Veda en su origen , y después articuladas en los Brahmana, los Upanishads y los Purana; aunque, los Tantra han reivindicado a veces el título del “Quinto Veda“, es decir, una revelación que se añade a la de los cuatro Veda tradicionales; más una referencia a la doctrina de las cuatro edades (yuga ) del mundo. Se afirma que las enseñanzas, ritos y disciplinas que podían adaptarse a los orígenes (a los satya -yuga, equivalentes a la edad de oro de Hesíodo ) no se adaptan ya a los hombres de las épocas siguientes, especialmente de la última época, de la “edad de la sombra“ (kali-yuga, “la edad del hierro“,“la edad del lobo“, en los Edda). Se afirma que no es en los Veda ni en los otros textos estrictamente tradicionales, sino en los Tantra y los Agama, donde esta humanidad puede encontrar los conocimientos, la visión del mundo, los ritos y las prácticas eficaces para elevar al hombre por encima de sí mismo, para darle la victoria sobre la muerte (mrityum jayate), que es el fin general de toda la espiritualidad hindú. Hay que precisar, sin embargo, que sólo las técnicas tántricas basadas en la Sakti (sakti-sadhana ) se han adaptado a la época actual y son eficaces; todos los otros serían casi tan impotentes como una serpiente sin veneno [1].
Aunque esté lejos de rechazar la sabiduría antigua, el tantrismo reaccionó, sin embargo, contra el ritualismo estereotipado y vacío, contra la especulación o la contemplación puras y contra todo ascetismo de carácter unilateral, hecho de mortificaciones y penitencias. Puede decirse incluso que a la vía de la contemplación se opone la de la acción, de la realización práctica, de la experiencia directa. La práctica —sadhana, abhyasa— es su palabra principal (según la vía a la que podríamos dar el nombre de “la vía seca“), y podemos encontrar ahí un parecido con la posición que fue adoptada originalmente por el budismo, por la “doctrina del despertar “, en su reacción al brahmanismo degenerado y en su aversión por las especulaciones y el ritualismo vacío. Hay un texto tántrico, entre muchos otros, que resulta a este respecto muy significativo: “Es un asunto de mujeres el asentar una superioridad mediante argumentaciones y demostraciones; es asunto de hombre, por el contrario, conquistar el mundo con su propio poder. Por tanto, dejemos nuestros razonamientos, argumentos y deducciones a las otras escuelas (sastra); lo que importa en los Tantra es más bien conseguir actos sobrehumanos y divinos mediante la fuerza de sus palabras de poder (mantra). Y se añade también: “La particularidad de los Tantra reside en el carácter de su sadhana (de su práctica). No es ni una lamentación, ni una contrición, ni un arrepentimiento ante una divinidad. Es el sadhana de la unión de purusha y de prakriti, el sadhana destinado a unir en el cuerpo el principio masculino y el principio materno, a liberar de atributos lo que tiene atributos [es decir, a decondicionar el ser ]... Este sadhana se consigue con el despertar de las fuerzas del cuerpo... No es la filosofía pura; no se trata de preocuparse de sopesar fórmulas vacías, sino de algo práctico“. Dicen los Tantra: “Comienza por ejercitarte bajo la vigilancia de un maestro cualificado. Si no obtienes enseguida resultados positivos, estás en libertad para abandonar“. Así, los Tantra evocan a menudo, por analogía, la demostración de la eficacia de un remedio: lo mismo que esta eficacia se demuestra por los resultados obtenidos, así se prueba la verdad de la doctrina y, en particular, por los siddhi, los “poderes“ que asegura. Y los poderes, añade otro texto “no se obtienen llevando un vestido [de brahmán o de asceta] ni disertando sobre el yoga; sólo la práctica infatigable conduce al logro. Ahí ya no hay duda“.
Esta frase, que se refiere al cuerpo, señala otra nota fundamental. Al examinar el aspecto que ofrece la última era, “la era de la sombra“ o kali-yuga, se observan dos rasgos esenciales. El primero es que el hombre de esta era está, sin embargo, estrechamente ligado a su cuerpo; no puede hacer abstracción de él; la vía que le conviene no es la del distanciamiento puro (tal como sucedía en el budismo de los orígenes y en numerosas variedades del yoga), sino más bien la del conocimiento, la del despertar y dominio de las energías secretas que están encerradas en el cuerpo. La segunda característica es el carácter de “disolución“ apropiado a esta época. Así pues, el toro del Dharma no se sostiene más que sobre una pata (ha perdido las otras en épocas precedentes), lo que quiere decir que la ley tradicional (Dharma) oscila, que sólo existe ya en estado de vestigios, que parece casi desaparecida. En revancha, Kali, que dormía en las eras precedentes, está entonces “totalmente despierta“. Tendremos que volver sobre Kali, diosa de primera importancia en el tantrismo; pero, por el momento, diremos que este simbolismo tiende a significar que, desde la última era, las fuerzas elementales, por así decirlo abisales, están en estado libre, y que se trata de asumirlas, de afrontarlas, de correr esa aventura que la expresión china “cabalgar el tigre“ traduce quizá de la manera más significativa; es decir, de aprovecharse de ello, según el principio tántrico de “transformar el veneno en remedio“. De ahí vienen los ritos y prácticas especiales de lo que se ha llamado el tantrismo de la Mano Izquierda, o la Vía de la Mano Izquierda (vamacara), que es una de las formas más interesantes del conjunto de esta corriente, a pesar de que algunos de sus aspectos sean bastante problemáticos (orgiasmo, utilización del sexo, etc.). Hay que declarar, sin embargo, y esto es muy importante, que, dada la situación del kali-yuga, las enseñanzas que antes eran secretos bien guardados pueden revelarse en una medida muy diferente, aunque primero haya que poner en guardia contra los peligros que pueden presentar para los que no están iniciados [2]. De ahí viene lo que ya hemos señalado: la aparición en el tantrismo de enseñanzas esotéricas e iniciáticas.
Hay que señalar un tercer punto. El paso en el tantrismo del ideal de liberación al de libertad constituye un cambio esencial por relación a las ideas y a la ética que predominaba en el mundo indio. Es cierto que se conocía ya el ideal del jivanmukta, de aquel que está liberado estando vivo y en su cuerpo, el que ha obtenido el decondicionado, el sahaja. Sin embargo, el tantrismo aporta algo específico: a la condición existencial del hombre en la última era, tal como se había indicado más arriba, debe corresponderle la superación de la antítesis del gozo del mundo y la ascesis o yoga, la disciplina espiritual orientada a la liberación. Afirman los Tantra que, en las otras escuelas, lo uno excluye a lo otro; nuestra vía, en cambio, liga lo uno con lo otro [3]. En otros términos, se presenta una disciplina que permite ser libre e invulnerable hasta en el gozo pleno del mundo, de todo lo que el mundo ofrece. Pero, al mismo tiempo, se le quitan a este mundo todos los caracteres de apariencia pura, de ilusión o de espejismo, de maya , que se le habían atribuido en los Vedanta . El mundo no es mayet, sino potencia. Y esta coexistencia paradójica de la libertad o dimensión de la trascendencia en sí y del gozo del mundo, de la experiencia libre del mundo, está estrechamente ligada con la fórmula o tarea esencial del tantrismo: la unión del impasible Siva con la ardiente Sakti en nuestro propio ser y en todos los planos de la realidad.
Ver online : JULIUS EVOLA
[1] Mahanirvana-tantra, 1, 20 y ss.; II, 7, 14, 15; Tarapradipa, 1; SHIVA CHANDRA, Tantratattva, traducido del inglés por A. Avalon, Londres, 1914, v.I, pp. 82 y ss. El Mahanirvanatantra, afirma precisamente que la enseñanza adaptada en la primera edad (satya-yuga) era el de la Sruti o de los Veda, la segunda (treta) la de Smrti, la tercera (dvapara) la de los Purana, y la última (kali-yuga), la de los Tantra y los Agama.
[2] Mahanirvana-tantra, IV, 80; VII, 203. Podemos encontrar un paralelismo interesante en el hecho de que un texto tardío órfico-pitagórico trata, además de las cuatro edades que indica Hesíodo y que corresponden a las yuga hindúes, una última era que está bajo el signo de Dionisos. Ahora bien, Dionisos era considerado por los antiguos como un dios análogo a Siva bajo uno de sus aspectos principales, que pone de relieve el tantrismo de la Mano Izquierda.
[3] Kularnava-tantra, I, 23: Se dice que el yogui no puede gozar del (mundo) y que el que goza de él no puede conocer el yoga; pero en la vía de los Kaula (kaula-dharma) hay al mismo tiempo bhoga (gozo de las experiencias del mundo) y yoga»; Mahanirvana-tantra, I, 51: Los Tantra ofrecen a la vez el gozo y la liberación: tan-trani bhukti-mukti-karani»; cf. III, 39; II, 20: «Nanyah pantha mukti-hetur ihamutra sukhaptaye».