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Antonius Advertencias 4
domingo 20 de março de 2022
Antonius Advertencias - ADVERTENCIAS SOBRE LA ÍNDOLE HUMANA Y LA VIDA BUENA (cont.)
La melete - meditación sobre la vida perfecta y el cuidado del alma hace a los hombres buenos y amantes de Dios. Puesto que el que busca a Dios lo encuentra, vence en todo a la concupiscencia (pleonexia , epithymia ) y no se aparta nunca de la plegaria: tales hombres no temen a los diabolos - demonios.
Los que se dejan desviar de las esperanzas de esta vida y conocen solamente de palabra las acciones que conducen a una vida perfecta, sufren algo parecido a la desgracia de aquellos que, aun poseyendo los remedios y el instrumental de arte médico, no saben usarlos ni se preocupan por aprender . En tal caso, no debemos acusar por los hamartia - pecados en los que caemos ni a nuestra constitución ni a otra cosa, sino sólo a nosotros mismos. Puesto que, si el alma elige voluntariamente el descuido, es inevitablemente vencida.
Al que no sabe discernir entre el bien y el mal, no le es lícito juzgar a los buenos y a los malos. Bueno es el hombre que conoce a Dios, y si el hombre no es bueno, no sabe nada ni nunca será conocido: pues el medio de conocer a Dios es practicar el bien.
Los hombres buenos y amantes de Dios reprochan de frente, a los hombres, si éstos están presentes, por el mal practicado. Pero no los insultan si están ausentes, ni siquiera lo permiten a quien trate de decir algo.
Manténgase alejada de las conversaciones toda grosería: porque el pudor y sophrosyne - moderación son adornos propios de los hombres razonables más aun que de las vírgenes. El nous - intelecto ocupado por el amor a Dios es la phos - luz que ilumina el alma, como el sol ilumina el soma - cuerpo.
Frente a cualquier pasión que pueda sorprenderte, recuerda que para aquellos que tienen un recto sentir y quieren disponer de sus propias cosas de la manera debida y segura, no es considerada como deseable la posesión corruptible de las riquezas, sino que es preferible atenerse a las glorias que son rectas y veraces. Éstas los hacen felices, mientras que las riquezas pueden ser sustraídas y sujetas a rapiña por parte de los más fuertes; la arete - virtud del alma es la única posesión segura, inviolable y capaz de salvar después de la muerte a aquellos que la han adquirido. Si tenemos sentimientos como éstos, las ilusiones de la riqueza y de los otros hedone - placeres no podrán arrastrarnos.
No conviene que los hombres inestables e incultos pongan a prueba a los hombres que viven razonablemente. Tales son los hombres aceptados por Dios: los que callan mucho, o bien hablan poco y de cosas necesarias y gratas a Dios.
El que persigue la vida virtuosa y amante de Dios, cuida las arete - virtudes del alma y las considera como su propia posesión y su eterno regocijo. Se sirve de las realidades temporales, según le es permitido y como Dios da y quiere: las usa con toda alegría y gratitud, aunque observando absolutamente en todo su justa medida. Los manjares suntuosos dan hedone - placer a los cuerpos en cuanto a realidades materiales, mientras que el conocimiento (gnosis ) de Dios, la continencia, la bondad, la beneficencia, la piedad y la tapeinophrosyne - humildad deifican el alma.
Los poderosos que fuerzan con su mano a ejercer actos equivocados y dañinos para el alma no tienen, sin embargo, ningún dominio sobre el alma misma, que ha sido creada como dueña de sí misma. Ellos atan el soma - cuerpo, pero no la thelema - voluntad: el hombre razonable es su dueño, gracias a Dios, su Creador. De este modo, éste es más fuerte que toda autoridad, que todo sometimiento y que toda potencia.
Los que consideran como una desgracia la pérdida de las riquezas, de los hijos, de los siervos o de cualquier otro bien, sepan que, primero, hay que sentirse contentos con lo que Dios nos da, y luego, cuando hay que devolverlo, esto debe ser hecho con prontitud y generosidad. Y no debemos enojarnos por esta privación o, mejor dicho, por esta restitución, puesto que hemos hecho uso de cosas que no son nuestras y que debemos restituir.