Foi, com efeito, sua iniciação ao martinesismo (Martinès de Pasqually) que parece ter estado na origem desta aprofunda modificação em suas ideias e em sua orientação literária. Um documento importante confirma sua associação à ordem dos Eleitos Coëns. O historiador de Martinès, Van Rijnberrk publicou uma lista de membros da ordem, constantes do caderno de notas do príncipe Hesse -Darmstadt, datando de 1781, onde consta o nome de M Causatte, de Paris, que só pode ser Cazotte.
O que deve ter chamado atenção da ordem de Pasqually neste romance, anterior a entrada de Cazotte na ordem, seriam os elementos de uma iniciação virtual. Cazotte ele mesmo reconheceria nesta obra uma espécie de prelúdio a seu trabalho espiritual. De fato a obra reúne conhecimentos esotéricos variados e precisos e os coordena perfeitamente, o que não seria trabalho de um noviço.
Por seu tema e sua composição, a obra demonstra que Cazotte teria lido atentamente os manuais de demonologia. Reconhece-se também uma leitura do Conde de Gabalis ou Entretenimentos sobra as Ciências Secretas do abade Montfaucon de Villars, onde se expõe toda a teoria dos espíritos elementos, categorias de seres distintos dos anjos , dos demônios e dos homens, que compreende as salamandras , os silfos, as ondinas e os gnomos .
O Diabo Amoroso recolhe assim o elemento oculto e toma a aparência do fantástico familiar e vivido. O sobrenatural se insere na vida; a explicação terra a terra de fatos inesperados, de correspondências e de sinais estranhos, é sempre possível, o que é conforme ao que se observa cada dia. Cada um dentre nós é a princípio o artesão de seu próprio universo .
Nenhum segredo esotérico é revelado, que já não estivesse impresso em tantos livros ocultos da época, mas o conjunto de verdades que contém tinha porque inquietar os discípulos de Martinès de Pasqually, que se dedicava às evocações de espíritos e de seres do mundo intermediário e que poderiam temer que este relato lançasse descrédito sobre suas próprias práticas teúrgicas.
Ao decriptar o nome do herói ALVARE, se destacamos o artigo árabe AL, temos VARE, anagrama de VERA mais também de RÉAU. (Talvez se deve ler Ver(o)-Réau ou Ver(o)-Réal. Ora Réau-Croix era precisamente o título dos dignatários da ordem dos Eleitos Coëns. ALVARE seria então Le Réau, quer dizer o homem reintegrado nos poderes primordiais de Adão . A respeito da origem e significado da palavra, René Guénon propôs uma explicação:
La tercera parte está consagrada a la historia de la Orden de los Elus Coens, cuya existencia efectiva fue bastante breve, y a la exposición de lo que se puede saber de los rituales de sus diferentes grados, que parecen no haber sido jamás enteramente acabados y puestos a punto, no más que los de las famosas «operaciones». No es quizás muy exacto llamar «escoceses», como lo hace M. Forestier, a todos los sistemas de los altos grados masónicos sin excepción, ni ver en cierto modo una simple máscara en el carácter masónico dado por Martines a los Elus Coens pero discusión profunda de estas cuestiones conllevaría el riesgo de arrastrarnos demasiado lejos [1]. Queremos solamente llamar la atención, de una manera más especial, sobre la denominación de «Réau-Croix» dada por Martines al grado más elevado de su «régimen», como se decía entonces, y en la que M. Le Forestier no quiere ver más que la imitación o incluso la falsificación de la de «Rosa -Cruz»; para nos, hay ahí otra cosa. En el espíritu de Martines, el «Réau-Croix» debía de ser, al contrario, el verdadero «Rosa-Cruz», mientras que el grado que llevaba está última denominación en la Masonería ordinaria no era más que «apócrifo», según la expresión que él emplea muy frecuentemente; pero, ¿de dónde viene ese nombre bizarro de «Réau-Croix» y que puede significar? Según Martines, el verdadero nombre de Adam era «Roux en lengua vulgar y Réau en hebreo», que significa «Hombre-Dios muy fuerte en sabiduría, virtud y potestad», interpretación que, a primera vista al menos, parece bastante fantástica. La verdad es que Adam significa literalmente «rojo»; adamah es la arcilla roja, y damah es la sangre, que es roja igualmente; Edom, nombre dado a Esaú tiene también el sentido de «rojo»; y este color rojo es lo más frecuentemente tomado como un símbolo de fuerza o de poder, lo que justifica en parte la explicación de Martines. En cuanto a la forma Réau, ciertamente que nada tiene de hebraica; pero pensamos que es menester ver en ella una asimilación fonética con el término roèh, «vidente», que fue la primera designación de los profetas, y cuyo sentido propio de completamente comparable al del sánscrito, rishi; esta especie de simbolismo fonético nada tiene de excepcional, como ya lo hemos indicado en diversas ocasiones [2], y nada tendría de extraño tampoco que Martines se haya servido de él aquí para hacer alusión a uno de los principales caracteres inherentes al «estado edénico», y por consecuencia, para significar la posesión de ese estado mismo. Si esto es así, la expresión «Réau-Croix», por la agregación de la Cruz del «Reparador», a ese primer nombre de Réau indica «el menor restablecido en sus prerrogativas», para hablar el lenguaje del Tratado de la Reintegración de los Seres, es decir, al «hombre regenerado», que es efectivamente el «segundo Adam» de San Pablo , y que es también el verdadero «Rosa-Cruz» [3]. Se trata pues en realidad, no de una imitación del término «Rosa-Cruz», que hubiera sido mucho más fácil de apropiarse pura y simplemente como tantos otros lo han hecho, sino de una de las numerosas interpretaciones o adaptaciones a las cuales el término en cuestión puede legítimamente dar lugar, lo que, bien entendido, no quiere decir que las pretensiones de Martines en lo que concierne a los efectos reales de su «ordenación de Réau-Croix» hayan estado plenamente justificadas.