III. — No quedarían completas estas reflexiones sobre la concepción platónica del ensalmo sin estudiar con algún pormenor la relación que dentro del pensamiento de Platón pueda existir entre la epode y la katharsis . ¿ Acaso el encantamiento verbal y la purificación no han ido indisolublemente juntos desde los tiempos más antiguos de la cultura griega ? « Orfeo — escribe Boyancé — es esencialmente un encantador, y porque es un encantador es también un catarta» (Op. cit., pág. 38). En un poema de Valerio Flaco, el adivino Mopso entona un carmen lustrificum para librar a los Argonautas de la impureza que sobre ellos ha hecho caer el asesinato del rey Cízico y de su pueblo [1]. Pues bien : si el ensalmo purifica, ¿ cuál es, según Platón, la relación existente entre la epóde y la katharsis?
La idea platónica de la katharsis ha sido muy estudiada en los últimos años [2]. No parece pertinente exponer aquí, ni siquiera en sucinto extracto, el contenido de cada uno de tales estudios. Me contentaré con indicar, siguiendo a Moulinier, que la idea de la katharsis ocupa un lugar esencial en el corazón .mismo del pensamiento platónico. De ahí que para resolver con alguna precisión el problema que ahora importa — la relación entre la epode terapéutica y la katharsis, tal y como Platón las entiende — sea necesario deslindar previamente los diversos sentidos con que esta última palabra es usada en los escritos del filósofo. Estos sentidos son, por lo menos, cinco : 1.° En su acepción más neutra y cotidiana, katharsis es para Platón, como para todo el pueblo griego, la «limpieza» o «purificación» de los objetos materiales sucios : la tierra potásica sirve para la katharsis de las manchas del aceite y polvo (Tim., 60 d); la criba es instrumento para la katharsis del grano (Tim., 52 e), etc.- Katharos, «puro», es en tal caso el cuerpo que se halla exento de todo lo que no es el mismo : oro «puro», vino «puro». 2.° Según otra acepción, igualmente tradicional y popular, katharsis es un concepto religioso: la «purificación» a que obliga el ingreso en un lugar sagrado , el estado de «pureza» en que ciertos cultos ponen a sus fieles o la «lustración» ritual y punitiva de quien se ha manchado con algún crimen. Más que suficiente será leer, a título de ejemplo, la frecuente referencia de las Leyes a los ritos catárticos de carácter religioso. 3.° Katharsis es también, en varios escritos platónicos, un concepto estrictamente médico: como en tantos lugares del Corpus Hippocraticum, el término nombra ahora la acción de «purgar» al cuerpo de los humores o las impurezas que en él son causa de enfermedad [3]. Eso significa el término en Tim., 72 c, 83 d-e, 86 a y 89 a-b ; en Rep. , III, 406 d ; en Leyes, I, 628 e, etc. 4.° La katharsis que define y propugna el Fedón — que el alma se libre o «purifique» del cuerpo mediante el ejercicio de la vida teorética [4] — es, en cambio, un concepto rigurosamente filosófico. Dos imperativos determinaron esa sutil y extremada elaboración platónica de la vieja katharsis religiosa y popular : uno de carácter religioso (salvar la realidad de los dioses y de lo «divino en nosotros») y otro de índole intelectual, a la vez metafísico y antropológico (garantizar la realidad de las cosas, puesta en cuestión por la sofística, y entender en qué consiste la pureza del nous o mente del hombre). 5.° La palabra katharsis es empleada por Platón, en fin, con un sentido a la vez ético, psicológico y médico, que convendrá examinar con especial detenimiento.